Opinión | Tribuna

Leticia Teboul

DNI sentido, una propuesta sin sentido. Sexo no es género

El género es una categoría analítica que permite diferencias, como la sociedad

Gracias a la lucha feminista se han ido rompiendo los estereotipos que definían a hombres y mujeres

Gracias a la lucha feminista se han ido rompiendo los estereotipos que definían a hombres y mujeres / Álex Zea

La formación política Sumar ha propuesto que se incluya en el DNI, además del sexo, hombre o mujer, una cuestión relacionada con el género: no binario. La confusión que hay en la actualidad entre sexo y género y que afecta a una cuestión tan trascendental en el Estado español como es el documento de identidad merece una aclaración pública.

Nacemos con un sexo, es inmutable y determina otras muchas cuestiones además de los órganos genitales. Solo tenemos que acordarnos que la COVID-19 afectaba más a hombres que a mujeres o que la manera en la que se manifiesta un ataque de corazón difiere entre unos y otras. También cómo esta cuestión está afectando al deporte de élite.

En todas las sociedades y a lo largo de la historia se ha determinado lo que se debía hacer en función de ser un hombre o una mujer, de la misma manera que la clase social a la que se pertenecía determinaba tu posición o posibilidades. Ni siquiera después de la revolución francesa donde los estamentos sociales se revirtieron, cambió lo relacionado con las mujeres. Recordemos a Olympe de Gouge que fue guillotinada por reivindicar que en la Declaración de los derechos del ciudadano fueran incluidas las mujeres. Es decir, desde el siglo XVIII se comenzó a denunciar el género.

El género es una categoría analítica que permite diferencias, como la sociedad, en sus diferentes dimensiones, social, política, económica, etc. La historia nos demuestra que esto es cambiante. En España, hoy las mujeres ya podemos estudiar, votar o tener propiedades, pero nos siguen asesinando o prostituyendo por serlo.

Gracias a la lucha feminista se han ido rompiendo los estereotipos que definían a hombres y mujeres, tanto desde el punto de vista físico, sociológico o psicológico. Por poner ejemplos básicos: el hombre puede demostrar su sensibilidad, ejercer tareas de cuidado o maquillarse. Las mujeres podemos ser fuertes e independientes, tener puestos de alta responsabilidad política o ser conductoras de autobuses.

Las feministas podemos reivindicar como un logro que no exista el mismo binarismo antiguo y casposo asignado a cada sexo, que aún hoy en día beneficia a los hombres en detrimento de las mujeres. Nosotras podemos incluso congratularnos de que haya personas que se identifiquen no binarias porque sienten que no responden a esos roles y estereotipos patriarcales asignados en función del sexo.

Esto no modifica en absoluto el sexo con el que nacemos. La medallista olímpica Ana Peleteiro ha reivindicado que se cree una categoría trans en el deporte, afirmando en el podcast Ac2ality: “Al final y al cabo han madurado como hombres por mucho que hayan hecho la transición. No es sólo una cuestión de testosterona, va muchísimo más allá”.

Entonces, ¿cómo es posible que se quiere introducir en el DNI la categoría “no binario” cuando esta está referida al género y no al sexo? El Estado, por múltiples razones, necesita estar al corriente de los hechos constatables: nombre y apellidos o fecha y lugar de nacimiento. De igual forma lo hace con el sexo. Como cada cual se sienta o la orientación sexual que se tenga no solo no debe importarle, sino que forma parte del derecho a la intimidad protegido por la Constitución española.

Sabemos que es difícil, pero debemos intentar no confundir a la ciudadanía y, siempre, respetar los derechos fundamentales establecidos en nuestra Carta Magna. Quienes pretendan lo contrario que tengan la convicción de que habrá contestación del movimiento feminista, aunque tengamos que recordar una y otra vez que el sujeto político del mismo, somos nosotras: las MUJERES.

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