Dejad que los niños me voten a mí

La ministra de Juventud, Sira Rego, quiere que se pueda votar a los 16 años. Con la frase anterior, usted se ha enterado de dos noticias: la propuesta para que se rebaje la edad a la que se vota y que hay una Ministerio de Juventud. Las políticas de Juventud las debería llevar Vivienda.

Si tienes un ministro de la Juventud legislará sobre ella, sobre la juventud, no va a estar todo el día tomando café u ocioso o bordando manteles. El ministro del Interior está con sus policías y sus cosas y el de Exteriores con sus embajadores y el de Cultura con los escritores y pintores y tal. Pero el de Juventud, la de Juventud, en este caso, tiene ahí a los jóvenes y no sabe muy bien qué hacer con ellos. Se les podría abaratar el coste de ir en autobús, pero eso lo hace Movilidad. Se les podría hacer la puñeta, pero eso lo hace Hacienda. Y Trabajo. Se les podría proporcionar contenidos útiles, o inútiles, pero para eso está Cultura. Y, en fin, lo más importante es la Educación, pero claro, de eso se ocupa el Ministerio de Educación.

Nos va avanzando el artículo y no le vemos mucha utilidad al Ministerio de la Juventud y sin embargo somos partidarios de que siga existiendo, no vaya a quedarse una joven, Sira Rego, sin trabajo. Es necesario porque, seamos cursis, implementa políticas para la gente joven, si bien la gente joven quiere lo que quiere todo el mundo: trabajo, vivienda, sanidad, a ser posible un viajecito de vez en cuando y un poco de cachondeo los fines de semana para que la rutina no se haga muy cuesta arriba.

Por otro lado: qué es ser joven. Hasta cuándo se es joven. Ya veo yo a Óscar Puente diciéndole a Sira Rego, oye, a mí ese cuarentón me lo dejas que es competencia mía. O a ese cincuentón de espíritu tan jovial te lo quedas tú. Al Ministerio de la Juventud le compete también la infancia, con lo cual se ve que la política puede ser un juego de niños. Rego tiene como potenciales beneficiarios de sus políticas a gente que no vota. Es por tanto admirable que aún así un político trabaje con entusiasmo, que haga cosas por gente que no vota. Antes un político veía a un niño y lo cogía para la foto y le daba un beso. Ahora es un sujeto político si eres ministro de Infancia. La mejor política sobre la infancia es procurar que siga habiendo niños, lo cual a veces no es cuestión solo de política y sí de hábitos más placenteros.

Si Sira Rego, militante de IU, cree que los jóvenes de 16 y 17 van a votar a la izquierda, va lista. Por desgracia, la ultraderecha ha penetrado en la juventud lo mismo que el sarampión, la varicela o la afición a los móviles. Desconocerlo es, claro, pecado de juventud.