Opinión | El Jugador Número 13

Málaga

¿Restauración?

El Unicaja vuelve a Atenas a jugar una Final Four, esta vez no es en el OAKA ni en la Euroliga, es en el Sunel Arena, en la BCL

Imagen del AEK de Atenas, rival del Unicaja en la semifinal de la Final Four de la BCL 2025.

Imagen del AEK de Atenas, rival del Unicaja en la semifinal de la Final Four de la BCL 2025. / L. O.

El próximo viernes, el Unicaja tiene la oportunidad de seguir escribiendo de manera brillante parte de su historia, por muchos factores. De entrada, no darle fin a esa extraordinaria racha de ganar cualquier competición en la que participe y, por otro lado, revalidar el título continental ganado en Belgrado la pasada temporada. Si mítico fue el lugar para ganar la primera FIBA BCL, no lo es menos el lugar para poder repetir este año, la ciudad de Atenas, dónde se protagonizó algo muy ligado a la parte anterior de la vida del club de Los Guindos: rentabilizar las derrotas.

Y es que, aunque ahora parezca mentira, con ocho títulos conseguidos, hasta hace relativamente poco, la única participación en la Final a Cuatro de Atenas en 2007 fue, durante mucho tiempo, uno de los logros más reconocidos, especialmente fuera de Málaga, pese a no vencer.

Esta ocasión, como no puede ser de otra manera, todo cambia. En lugar de la sala OAKA, se jugará en el Sunel Arena de Ano Liosia (en un lugar aún más inhóspito), No se juega la Euroliga, sino la FIBA BCL, con un rol del Unicaja totalmente diferente. No es equipo sorpresa, sino firme aspirante al título.

Como aquí somos muy nuestros, eso de no querer disputar nada importante en Málaga termina trayendo que el enfrentamiento en semifinales sea frente al organizador, el AEK, que junto con el Galatasaray y La Laguna Tenerife completan una de las mejores fases finales desde el inicio de la competición, en la temporada 2016-17.

La Unión Atlética de Constantinópolis, como ya expliqué el 24 de enero de 2023, cuando el Unicaja se enfrentó al equipo de «La Reina», vive en cierto modo una situación parecida al club malagueño, intentando retomar parte de la gloria vivida, reconciliando al club con su historia. En ese camino, los palcos VIP del pabellón se van a bautizar en breve con nombres ilustres de la historia del club, como George Amerikanos, Giorgos Trontzos, Christos Zoupas, Stelios Vassiliadis y Aiantas Larentzakis, miembros del equipo que en 1968 ganó la Recopa en el Panathinaiko Stadio frente al Slavia de Praga ante 80.000 espectadores. Junto a ellos, Giorgos Moschos, Minas Gekos y el actual entrenador, Dragan Sakota, darán nombre a las «suites» como califican en el club a las entradas más caras del pabellón de la final.

Precisamente, el entrenador serbio, fue elegido por tercera vez por el club de amarillo y negro para encabezar su proyecto, como ocurrió en 2001 y 2015 y con el que cosechó una liga y una copa griega y una BCL (en 2018 ante el Mónaco, tras derrotar al UCAM Murcia de Ibon Navarro en semifinales). Ya veterano, camino de cumplir 73 años y con su carrera como entrenador desarrollada entre su país, Italia, Turquía y Grecia, pasó puntualmente por la liga española, al sustituir a Jaume Ponsarnau en Zaragoza en marzo de 2022. Y consiguió allí con los ex cajistas Omar Cook, Adam Waczynski, Frankie Ferrari y Deon Thompson salvar del descenso a los maños, a los que, casualmente arrebató el trofeo de la Recopa en la final de 1991, en esa ocasión dirigiendo al PAOK de Salónica.

La plantilla que maneja Sakota para enfrentarse al Unicaja sólo tiene un elemento común con respecto a la que perdió los dos partidos de la BCL en la temporada 2022-23, el base Dimitris Flionis, que junto con Omiros Nezipoglou, Giannis Kouzeloglou, Zois Karampelas y Gaios Skordilis forman el núcleo de jugadores helenos que dan apoyo a los extranjeros del equipo. Seis estadounidenses: Hunter Hale, Prentiss Hubb, Grant Golden, RaiQuan Gray, CJ Bryce y Rayjon Tucker, un alemán Joshua Obiesie (aún en plantilla, pero sin tener presencia tras el fichaje de Tucker) y un lituano, nuestro «boquerón báltico», Mindaugas Kuzminskas.

Un equipo del que tienen ustedes cumplida y perfecta información proporcionada por mi compañera Victoria Coronas en el día de ayer sobre su camino en la BCL, y que en la competición griega, la GBL finalizó tercero en la fase regular, tras los intocables Panathinaikos y Olympiacos, con un registro final de 14-8, habiendo eliminado en el play off de cuartos de final al PAOK por un global de 2-1. Este pasado domingo, puso en serios aprietos al equipo de El Pireo, es verdad que con las ausencias de Evan Fournier y Alexander Vezenkov, cayendo 87-85 con un partido mayúsculo de Hunter Hale, que anotó 34 puntos, con un 75% de acierto en triples (6/8).

Aunque tuvieron las ausencias por lesión de Bryce y Karampelas, la estructura del equipo, que se reforzó iniciada la temporada con Obiesie (en noviembre) y con Tucker (en marzo, llegado desde la Virtus Bolonia) responde a la importancia de los foráneos. Salvo Tucker, todos promedian más de 23 minutos en cancha, mientras que en los nacionales, el base Flionis es el más usado, pero con 14 minutos de uso.

El equipo, en su rotación exterior tiene a Hubb en la dirección y a Hale en la ejecución como hombres más destacados. El que fuera jugador del Promitheas Patras, es el que más tiros consume del equipo, teniendo total libertad en el ataque griego. El base, Prentiss Hubb, es capital en la organización del equipo. Llegado de Trento, es el mejor pasador del equipo, con casi 4 asistencias por partido. Su recambio es Dimitris Flionis, base de 28 años y que llegó hace cuatro temporadas del Aris.

Completando el exterior, CJ Bryce se perdió el último partido por una lesión, pero nada dice que no pueda participar el viernes. Rayjon Tucker es la última aportación a la plantilla, pese a haber jugado sólo cinco partidos (3 en BCL y 2 en liga), una pieza importante de la línea exterior que, tiene a los griegos Omiros Netzipoglou, en aspectos defensivos, y a Zois Karampelas, que se perdió el partido de Olympiacos por un golpe en el gemelo, los que cierran la rotación exterior.

Por dentro, Kuzminskas aporta partiendo desde el banquillo en la posición de «cuatro» en su segunda temporada, siendo el tercer mejor anotador (10,9 puntos), segundo máximo reboteador (4,1) y cuarto en minutos (23,9), junto a Grant Golden, un pívot de 2,08 máximo beneficiario de las 3,9 asistencias por partido de Prentiss Hubb.

RaiQuan Gray, con poco más de dos metros, es un jugador duro, con no mucho rango de tiro (23% en tiros de 3 puntos) que tiene su primera experiencia fuera de Estados Unidos, y puntualmente el veterano Gaios Skordilis y Giannis Kouzeloglou, que pasó por Partizán y jugó en San Pablo Burgos, completa la rotación interior.

Mi impresión personal es que el Unicaja sigue valiendo como apuesta para conquistar el título, pero no hay que olvidar que ser anfitrión no es algo que se le dé tan mal al resto como al Unicaja. Además, el rival (que ya sabe lo que es ganar la BCL en su ciudad), vive la época de vuelta a la parte importante tras haber estado incluso en la tercera categoría griega la década pasada. Tras la llegada de Makis Angelopoulos, propietario de la firma de software Neurosoft, en 2014, el club tiene como claro objetivo recuperar la gloria pasada, aquella que le hizo tener en su momento a Kurt Rambis o Rolando Blackman, como nombres muy sonoros, o haber sido sitio también de ex cajistas como Joe Arlauckas, Victor Alexander o Fotis Katsikaris, en su época de jugador.

Magnífica oportunidad para los dos equipos de plantarse en la final del domingo, pero sobre todo, algo apuntado en la hoja de ruta de este Unicaja para seguir haciendo historia.

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