Opinión | Tribuna

¿Se puede justificar lo injustificable?

Lo doloroso de esta situación es que no hay respuestas efectivas de las naciones.

Lo doloroso de esta situación es que no hay respuestas efectivas de las naciones. / EFE

Abro de par en par la ventana del estudio para dejarme invadir por una luz que anima a despertar a la vida. Sí, despertar con los ojos del alma, ese mundo interior que quiere seguir lúcido y no puede. ¿Qué obstaculiza ese deseo? ¿Qué freno limita ese desencadenante de vida? No sé. No sé.

Lo que sí es evidente es que ese despertar a la vida en cada amanecer, en lugares como Gaza, resulta una mera ilusión, un anhelo de solución urgente, considerando la brutal realidad en la que las bombas, con su destrucción y muertes, son las protagonistas; sí, bombas y misiles que arrasan a una población indefensa, no militar, en la que se vulneran los principios más básicos y elementales de cualquier nación: el derecho a vivir, a vivir sin miedo; se trata de una tragedia humana que se ha convertido en un genocidio indiscriminado. Es curioso y a la vez contradictorio, un pueblo, Israel, que en la historia de la humanidad aparece como el elegido por su Dios, resulta estar gobernado por criminales sin que se revuelvan sus consciencias ante tanto dolor y sufrimiento provocado a otro pueblo, cuyos habitantes palestinos llevan siglos habitando esa franja geográfica de Palestina.

Lo doloroso de esta situación es que no hay respuestas efectivas de las naciones que, estando vinculadas o no a Israel política o económicamente, callan o justifican esas barbaridades que matan y destruyen la vida de miles de seres inocentes. Algunos de esos gobiernos, como EEUU, aprueban esas acciones tan dramáticas, alardeando incluso de indecentes proyectos futuros a realizar en esos territorios invadidos y arrasados; algunas otras naciones, como las europeas, muestran su desaprobación y hacen denuncias públicas contra esos devastadores crímenes, pero… ¿con qué resultados? Mucho ruido, sí, pero ¿es que no hay alguna fuerza moral y política que pueda frenar a esos gobernantes israelíes, que tienen nombre y apellidos, en esa carrera de la muerte?

Posiblemente estemos viviendo un cambio de era en la historia de la humanidad que, si bien se caracteriza por la incorporación de una tecnología que supera la imaginación, inteligencia artificial incluida, también provoca la presencia de la irracionalidad animal de los seres humanos, ese homo sapiens que ha ido evolucionando a lo largo de la historia y que ahora se ha propuesto involucionar, sacando lo peor de una voluntad ciega y detestable del comportamiento humano. El desarrollo de una ideología ultra negacionista que pretende frenar o anular el respeto por la vida, una vida digna e igual para todos los seres que habitamos en este planeta Tierra.

¿Cómo se puede explicar y justificar la decisión de destruir a una población civil de manera tan indiscriminada y hostil? Es negar la vida a un pueblo que lleva siglos habitando Palestina, esa franja de Gaza que está siendo expoliada y destruida sin piedad. ¿Cómo deben estar esas mentes enfermizas y violentas de gobernantes que son capaces de airear esa voluntad tan inhumana? ¿Esos gobernantes, pueden dormir tranquilos, al conocer el asesinato de miles de criaturas inocentes: niños, mujeres y ancianos? ¿Cómo pueden despertar cada mañana programando bombardear colegios, hospitales, lugares de acogidas para una inmigración masiva? Y este genocidio es sólo uno de los ejemplos brutales que se están viviendo en nuestro mundo actual.

¿Es esto lo que se pretende con un cambio de era histórica? ¿Mostrar la monstruosidad animal del comportamiento humano en el siglo XXI? Cuando no, las declaraciones que escuchamos o leemos, bajo el seudónimo de la palabra ciencia, se acompaña con las expectativas de una nueva especie de seres que irán sustituyendo a ese homo sapiens que somos todavía y no sabemos hasta cuándo. Me estoy refiriendo al determinismo tecnológico, la inteligencia artificial, el transhumanismo o la biotecnología. ¿Qué tipo de ética se esconde tras esas máscaras que se soportan en una economía que no respeta el ecosistema de la misma Naturaleza donde aún respiramos, con un cambio climático que devora la seguridad de la supervivencia humana? Un cambio de era, ¿para bien o para mal?

Ante esa interrogante, me sigo preguntando, ¿es que esa supuesta nueva especie es la que define la mentalidad y la conciencia de quienes dirigen y ordenan el genocidio ejecutado por Israel contra los palestinos de Gaza? Resulta ser una terrible contradicción hablar de esos avances tecnológicos que, se supone, llevan consigo un cambio evolutivo de la sociedad, con ese otro comportamiento de destrucción masiva e inhumana que se practica en esos asesinatos indiscriminados y que representa todo lo contrario, una detestable involución de nuestra especie humana. ¿Dónde vislumbrar la ética en esta orientación política que no respeta la vida?

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