Opinión | Málaga de un vistazo

El agua y los sueños

Todos hemos tomado conciencia de que el agua se establece como uno de los recursos más importantes e indispensables para la existencia

La Concepción desembaldando agua.

La Concepción desembaldando agua. / L.O.

«En la pena y en la alegría, en su tumulto y en su paz, en sus bromas y en sus lamentaciones, la fuente es, como dice Paul Fort, ‘el Verbo que se hace agua». Si escuchamos todos sus sonidos, tan hermosos, tan simples, tan frescos, parece que el agua «se nos viene a la boca»… El agua es también un modelo de calma y de silencio. El agua dormida y silenciosa pone en los paisajes, como dice Claudel, «lagos de canto». «Parecería que para comprender bien el silencio, nuestra alma requiere ver algo que se calle; para estar seguro del descanso, necesita sentir cerca de sí un gran ser natural que duerma». Me narra Gastón Bachelard, filósofo, epistemólogo, poeta, físico, profesor y crítico literario francés, en su obra ‘El agua y los sueños. Ensayo sobre la imaginación de la materia’. Bachelard se constituye en uno de los pensadores más fecundos y ejercitados del siglo XX tanto en su visión histórico-científica como en su dimensión filosófica.

La liquidez es un principio del lenguaje; el lenguaje debe estar henchido de agua. Desde que sabemos hablar, como dice Tristan Tzara, «una nube de ríos impetuosos llena la árida boca», nos revela el erudito galo. Después de una época donde la sequía en la provincia de Málaga se ha erigido en un alargado espectro muy temido; todos hemos tomado conciencia de que el agua se establece como uno de los recursos más importantes e indispensables para la existencia, por ello la buena nueva del fin de las restricciones de agua en la capital por el Consistorio, levantando todas la medidas de ahorro que estaban activadas ante la mejora de la situación hidrológica, nos ha llegado «como agua de mayo». Eso sí, siendo conscientes de seguir manteniendo la mesura en su uso. Feliz noticia.

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