Opinión | Viento fresco

De desfilar en pelotas, nada

El Festival de Cannes prohibe en su alfombra roja las «desnudeces». Hay que ir vestido «de gala». Mala noticia para el voyeur que espera, por ejemplo, atisbar un pezón

Preparativos en de la alfombra roja ayer en Cannes.

Preparativos en de la alfombra roja ayer en Cannes. / lap

De desfilar en pelotas, nada. El Festival de Cannes ha prohibido en su alfombra roja cualquier cosa que no sea ir «vestido de gala». También quedan vetados los «vestidos voluminosos», que dificultan el tránsito por la pasarela. La organización, en una carta a los participantes, que desvela El País, advierte de que tampoco pueden lucirse vestidos con largas colas. El tamaño sí importa.

Cannes ha sido de siempre un escaparate de la moda. De la ortodoxa y de la atrevida. La alfombra roja, a la que hay que pasarle el aspirador varias veces al día y que celebra dos o tres pases por jornada, era alimento de curiosos, cotillas, influencers, cinéfilos, pajilleros o simples fans y espectadores. Da un juego infinito en las redes sociales. Ahora, no sabemos si al Festival le ha dado un ataque de puritanismo, de decencia o, al fin, han dicho, como en el cuento, el rey está desnudo. O sea, «Esto no es moda, son ganas de llamar la atención».

Hay quien cuatro trapos rotos los hace pasar por tendencia y hay buenorros que consideran vestir el no llevar camiseta. Habrá que nombrar un árbitro de la elegancia y otro de la decencia. Tal vez para algunos es más escandaloso mostrar un tobillo que un ombligo. ¿Son decentes los lunares? ¿Cuánto pechamen puede enseñarse? ¿Los sobacos son eróticos? ¿usted con esa cara se atreve a salir a la calle? Los actores y directores ya se han rebelado otros años, firmando un manifiesto, contra este tipo de normas. Se puede vestir desastrado y tener una prosa elegante. Tener una prosa desaliñada e ir hecho un dandy.

La gente como yo no tiene estos problemas. No solo porque nunca me van a invitar a Cannes. También porque si es verano, camiseta y bermuda y si es invierno, camisa de manga larga. Para las ocasiones, traje. Oscuro. No es que uno no tenga imaginación, es que es poco partidario de hacer el ridículo. Si todos pensaran como yo, la moda no avanzaría, claro. O eso o soy un influencer retro.

Tengo en mi imaginario un montón de prendas que le quedan bien a todo el mundo menos a mí.

Con estas normas de Cannes va a disfrutar menos el ojo que busca carne al descubierto, provocación, sensualidad, nuevas tendencias o una teta.

Ya de paso se podría establecer también un barómetro de decencia de las películas. Si un guión es decente o previsible, si una película es decente o un bodrio, si un actor secundario es decente o interpreta peor que una piedra pómez con dolor de oídos. Y con la cola larga.

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