Opinión | Tribuna
El ruido, ese asesino nada silencioso
La Asociación de Vecinos Centro Antiguo realizó, hace unos, días un mapa colaborativo del ruido en las calles del Centro de Málaga. Los resultados son demoledores.

El ruido enferma y daña gravemente la salud de las personas / Alex Zea
El pasado día 30 de abril de 2025, se conmemoró el Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido.
El ruido no es una mera molestia o simple incomodidad. Su impacto negativo sobre nuestra salud física y mental es enorme, afecta a amplios sectores de la población expuestos a la contaminación acústica y constituye un auténtico problema medioambiental y de salud pública serio y grave.
El ruido contamina el medio ambiente y al hacerlo pone en peligro la salud humana. En Europa, la contaminación acústica es la segunda amenaza medioambiental más importante para nuestra salud, por detrás de la contaminación atmosférica.
El ruido enferma, daña gravemente la salud de las personas. La exposición al ruido no sólo puede dañar nuestro sistema auditivo, sino que es capaz de provocar toda una larga lista de perjuicios para la salud: desde trastornos del sueño hasta alteraciones cardiovasculares, respiratorias y endocrino-metabólicas; también daña nuestro sistema inmune, haciéndonos más indefensos, y causa afectaciones neurológicas y psiquiátricas.
Colectivos vulnerables y sensibles al ruido
Además, agrava las enfermedades que previamente se puedan padecer y perturba enormemente a colectivos especialmente vulnerables y sensibles al ruido, como las personas que padecen un trastorno del espectro autista (TEA).
El ruido mata, 12.000 muertes prematuras al año, según datos de la OMS, se deben al ruido, en la Unión Europea, junto con la pérdida, en términos generales, de más de un millón de años de vida saludable y 48.000 casos de enfermedades coronarias al año.
El ruido provoca una estimulación de diferentes sistemas fisiológicos, como el sistema nervioso neurovegetativo o el sistema neuroendocrino hipotálamo-hipofisario-adrenal, que regulan múltiples funciones cardiovasculares, respiratorias, hormonales y metabólicas del organismo.
Una exposición continuada al ruido puede desencadenar una sobreactivación mantenida de estos sistemas fisiológicos y provocar alteraciones en nuestra salud, situación especialmente grave durante el periodo nocturno, en el que dichos sistemas entran en un estado absolutamente necesario de menor actividad, para que nuestro organismo pueda descansar y recuperarse.
Aunque el ruido no nos despertara abruptamente en mitad de la noche, esta sobreestimulación de sistemas fisiológicos, que deberían estar menos activos mientras dormimos provoca un daño a la salud de graves consecuencias. Gran parte de la población expuesta al ruido está en peligro, sin ser consciente de ello.
El ruido mata: 12.000 muertes prematuras al año, según datos de la OMS"
El pasado viernes 25 de abril de 2025, la Asociación de Vecinos Centro Antiguo de Málaga, junto con Calpe Institute of Technology, realizó un mapa colaborativo del ruido de las calles del barrio Centro Histórico, en el marco de una campaña de concienciación sobre el ruido.
Convocados en la plaza de la Aduana y con la ayuda y asesoramiento del experto en acústica Andrés Peña, de Calpe Institute of Technology, los vecinos allí reunidos calibraron sus respectivos teléfonos y a las 23.00 horas, mapa en mano, se dispusieron a recorrer las calles del Centro, distribuidos por rutas diferentes para medir el ruido, gracias a una aplicación para dispositivos móviles Android, previamente descargada, desarrollada por un grupo de investigadores científicos franceses que estudian el fenómeno acústico.
La actividad se ha realizado sin ningún apoyo institucional, sin dinero público y con la colaboración voluntaria y generosa de vecinos, familias con hijos, ciudadanos concienciados sobre el ruido y hasta alguna mascota canina.
El registro sonométrico queda reflejado en un mapa que asigna una serie de colores, a semejanza de un semáforo, a las mediciones realizadas: la gama de verdes para niveles de ruido tolerables y permitidos (menos de 45 dB de ruido ambiente, recomienda la OMS en periodo nocturno); y la gama de colores oscuros, desde el naranja hasta el negro, pasando por distintas tonalidades de rojo y morado, reservada para los niveles de ruido perjudiciales para la salud y no permitidos.
Resultados demoledores
A pesar de las limitaciones técnicas de la actividad, los resultados obtenidos fueron demoledores. En el mapa de ruido resultante no hay ningún punto de color verde. Predominan abrumadoramente las gamas oscuras de colores. No hay ni una calle declarada acústicamente saturada, que no arrojara un nivel de decibelios excesivo.
No va a haber cal suficiente para poder blanquear semejante mapa, teñido del color oscuro del sufrimiento de los vecinos, del negro manto de la desesperación de las noches rotas por el insomnio, y del doloroso y callado llanto por la salud quebrada y perdida.

Mapa colaborativo del ruido obtenido. / A.VV. Centro Antiguo de Málaga
Nada de esto es casual ni debido al azar, sino fruto de políticas y decisiones tomadas por quienes nos gobiernan.
Las medidas adoptadas al amparo de la declaración ZAS (Zonas Acústicamente Saturadas) fueron deliberadamente tibias y descafeinadas, un traje a la medida de la hostelería, que se oponía y se sigue oponiendo, a que se adopten unas mínimas y elementales medidas que protejan la salud de los vecinos y les permitan dormir.
Las terrazas de hostelería son consideradas como emisores acústicos por la normativa reguladora del ruido. El Ayuntamiento de Málaga, conociendo ya en 2018 los datos de ruido excesivo de las calles del Centro, elaboró una nueva ordenanza de vía pública que modificaba el criterio de la anterior respecto al aforo restringido de las superficies concedidas a terrazas, permitiendo así un incremento del mismo, y por tanto del ruido. ¿Es esto una muestra de concienciación institucional ante el ruido?
A pesar de que las discotecas y bares con música están catalogados desde 1997 por los sucesivos Planes Urbanísticos, como actividades incompatibles con espacios habitados, no sólo se siguen permitiendo, todavía hoy, bajo los dormitorios de los vecinos del Centro, sino que no se les recortó ni un sólo minuto el horario de cierre. Por no hablar del propio alcalde de la ciudad, que despachaba el asunto del ruido haciendo gracietas públicamente, apelando a la recomendable costumbre de «hablar bajito», como solución de todos los males, mientras el propio Ayuntamiento programa un sinfín de actividades con ruido en las calles del Centro. ¿Es esto estar concienciado ante el ruido?
Mientras tanto, los vecinos se defendían en los tribunales y la sentencia Mitjana se abatía implacable sobre el Consistorio: una sentencia histórica, demoledora, rotunda y firme, con pronunciamiento del Tribunal Supremo incluido, condenaba al Ayuntamiento de Málaga, porque su nefasta gestión sobre el ruido provocó la vulneración de los derechos constitucionales de los vecinos denunciantes.
Queda mucho por hacer en materia de concienciación frente al ruido. Como se ha dicho anteriormente, el ruido contamina, enferma y mata.
Un asesino llamado ruido anda suelto por nuestras calles y nadie hace nada por detenerlo. Ya está bien. Necesitamos un sheriff que nos proteja, que se tome en serio semejante amenaza, actúe con determinación sin que le tiemble el pulso y nos libre de una vez por todas del peligro. ¿Algún voluntario?
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