Opinión | EN CORTO

Un feliz precedente para el centenario

Hay pocos experimentos tan sugestivos sobre la relación entre poesía y música como el que en 2008 emprendió el tenor Joaquín Pixán sobre tres poemas compuestos para él por el poeta Ángel González, basados en la letra de tres canciones populares asturianas. Un ensayo arriesgado, dado el genio sarcástico del poeta y su gusto cosmopolita. A su muerte, en 2008, Pixán logró que cinco reconocidos compositores musicaran versiones de los tres poemas, que él interpretaría, mientras en paralelo los temas tradicionales que los habían inspirado se ejecutaban con la colaboración de otros grandes intérpretes y músicos. El resultado musical y poético de los 18 temas yuxtapuestos es un fausto juego de espejos, en cuyo cruce brilla el hondo lirismo del alma irónica de Ángel González. Una apertura a nuevos juegos creativos sobre su poesía que debería servir de pauta en el centenario de su nacimiento.

Tracking Pixel Contents