Opinión | Ver, oír y gritar
León XIV y las posiciones de la Iglesia
El inquilino de la Casa Blanca dio la vuelta al mundo disfrazado de santo padre, y hoy es un estadounidense, con nacionalidad peruana, la máxima autoridad del Vaticano

El Papa León XIV en la Misa de inicio de su pontificado. / Michael Kappeler/dpa
La Iglesia adopta dos posiciones cristianas como institución. Conservadoras o, dentro de lo que cabe, progresistas. Una preserva las enseñanzas tradicionales y creencias ortodoxas, mientras la segunda incluye posturas sociales y políticas que van más allá de la tradición. El conservadurismo eclesiástico interpreta literalmente la Biblia. Y el progresismo adopta la defensa de la justicia social, promueve el diálogo interreligioso y la apertura a nuevas interpretaciones bíblicas. La aceptación del matrimonio homosexual, la promoción de la ecología y la crítica al capitalismo puro y duro.
En el seno de la Iglesia existen estas corrientes que buscan cosas distintas sin variar, eso sí, el fondo del asunto. Un tercer posicionamiento consiste en integrar el conservadurismo y el liberalismo progresista como parte de la cultura moderna. Dos direcciones con su particular carácter. ¿Cuál representa mejor al feligrés que intenta dar gracias a Dios por los dones recibidos? ¿Es posible y deseable esa integración?
Unos se agarran a lo que tienen o a lo que les viene. Temen perder lo que consideran como bueno y no suelen ser muy generosos con el prójimo. No son amigos de los cambios y sí son nostálgicos, más realistas que idealistas, y defensores a ultranza del orden comúnmente establecido y con ribetes autoritarios en contra de la solidaridad.
Desafío a la intolerancia
Otros entienden que lo que les han transmitido necesita una renovación o ser cambiado por ser imperfecto y decadente. Es decir, no asumen la realidad incondicionalmente y desafían a la intolerancia, a lo que no es justo. Creen en el progreso, en los derechos y en la libertad aplicada a cualquier campo. Piensan en un mundo más racional. En la cultura con sentido crítico y en favor de la derrota de todas las lacras humanas.
Llegados a este punto, ¿cómo es el auténtico cristianismo, teniendo en cuenta que se refiere a todos los aspectos de la vida y la sociedad? La antropología cristiana es integradora, y lo que debe ser rechazable desde el primer momento, por cuestión de sensatez, es el mal que destruye en su más amplio sentido. La simultaneidad o la integración, y una síntesis positiva y de superación conforman la más adecuada identidad de la Iglesia. Un concepto que puede ser válido para toda clase de personas.
Un espíritu que rompa torpezas y los estancamientos innecesarios o perniciosos, pero acogiendo lo mejor de cada cosa y no circulando a la deriva. Ese es el pensamiento del nuevo pontífice León XIV, continuista del papa Francisco y que molesta a la ultraderecha y a los más conservadores de la Iglesia católica, expertos en lapidar libertades. Trump es uno de los mejores estandartes en este sentido. El inquilino de la Casa Blanca dio la vuelta al mundo disfrazado de santo padre, y hoy es un estadounidense, con nacionalidad peruana, la máxima autoridad del Vaticano. No busca poder ni un estilo de vida cómodo. Es fácil suponer que intentará lanzar su influjo progresista con mensajes que chocan con el cerrilismo de algunos sujetos.
Dialogante y reformista
Es misionero, un pastor universal, no un teólogo, e intentará frenar al magnate Donald, una oveja descarriada, y a otros de su especie con la fuerza de las palabras. Dialogante y reformista. La cultura del odio ve en él un enemigo a batir, que es la actitud habitual de aquellos que desprecian la democracia sirviéndose de ella para intentar liquidarla.
Va a continuar la vía de las reformas iniciada por su antecesor y a ofrecer respuestas pegadas a la realidad. Los retos no le van a faltar. El asunto de la pederastia, las guerras, los inmigrantes, los pobres, la realidad de los creyentes LGTBIQ+, el papel protagónico de la mujer en la Iglesia, el trabajo en el mundo actual, la esclavitud, el impacto de la inteligencia artificial… El papa León XIII (1878-1903) inventó la doctrina social de la Iglesia y ya hablaba de los derechos laborales y del trabajo digno. Exactamente igual, sí, que las características de una derecha santurrona, siempre a los pies de quienes más tienen y con un talante infantiloide, fullero u oportunista.
En suma, León XIV esgrime la defensa de la dignidad humana y de la justicia en el marco de otra revolución industrial. Al comenzar este artículo, hablábamos de dos posiciones, que traspasan la barrera del cristianismo, y de una tercera e integradora postura con implicaciones diversas y espirituales principalmente. Pues eso.
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