Opinión

Destellos argentados

Crítica del estreno de la producción escénica en colaboración con la Ópera de Oviedo de La Edad de Plata. Díptico español

Imagen promocional del montaje 'La Edad de Plata. Díptico español'

Imagen promocional del montaje 'La Edad de Plata. Díptico español' / Ópera de Oviedo

Málaga, 23 de mayo de 2025.

Teatro Cervantes

Programa: E. Granados y M. de Falla. La Edad de Plata. Díptico español. Goyescas y El retablo de maese Pedro.

Intérpretes: Raquel Lojendio, Mónica Redondo, Enrique Ferrer, Damián del Castillo, Joan Martín-Royo, José Luis Sola y Lidia Vinyes-Curtis.

Dirección escénica: Francisco López. Dirección musical: José María Moreno.

La trigésimo sexta Temporada Lírica del Teatro Cervantes de Málaga presentaba, este pasado viernes, el estreno de la producción escénica en colaboración con la Ópera de Oviedo de La Edad de Plata. Díptico español. Un espectáculo lírico concebido en lo musical por el Cervantes y en lo escénico por Francisco López que partiendo de la mítica velada parisina en la que se presentó en sociedad dos títulos que apoyados en la herencia musical y literaria que marcarían el papel de España en las vanguardias de los años veinte. Enrique Granados con su ópera Goyescas y Manuel de Falla con El retablo de maese Pedro son dos de los ejemplos sobresalientes de la intelectualidad del momento abrigados por artistas como Enrique Zuloaga, la Argentinita, Picasso o Luis Buñuel entre otros nombres destacados de aquel París de los años veinte.

Teatro dentro del teatro donde los dos títulos dialogan y se confrontan sobre una línea argumental ideada por F. López en la que nuevamente la riqueza de elementos, la claridad en el movimiento escénico y esa característica tan especial que maneja F. López para involucrar al espectador desde la butaca, que para la ocasión lo sitúa en un ambiente socio-político de guerra mundial.

Una reflexión en paralelo sobre la sinrazón y la barbarie que marcaron los últimos destellos de los años treinta. La producción escénica se completa con los vestuarios de Jesús Ruiz que van más allá del efecto colorista en las tablas y contribuyen decisivamente a dar veracidad al desarrollo dramático del espectáculo. En J. Ruiz siempre hace un minucioso estudio de los patrones y gustos de la época construyendo cuadros de gran plasticidad.

Si en la anterior puesta en escena de la Aida verdiana la parte coreográfica fue claramente prescindible por lo insípida de la misma, en este último título de temporada adquiere un protagonismo principal de la mano de la coreógrafa Olga Pericet cuyo trabajo consigue hacer de los tres solistas -Andrea Antó, Joan Fenollar y Lucía Ramírez- parte del aglutinante entre las páginas de Granados y Falla.

Líneas gruesas marcadas por la batuta del maestro José María Moreno en el foso con una primera parte poco sensible en la emisión y ausente a los solista mientras que en el desarrollo de El retablo de maese Pedro se aprecia una mayor atención a la línea de canto de los cantantes. Pese a todo, la complejidad que impone el libreto de Goyescas contrasta con la sencillez popular que contagia M. de Falla en su Retablo.

Decisivo también el papel del conjunto coral, la profesionalización mismo no pone en duda su solvencia aunque sí el sobrecoste que va a condicionar las futuras propuestas líricas del Cervantes.

Tres importantes voces femeninas dominaron el elenco, por un lado la voz de Raquel Lojendio que regresa a las tablas del Cervantes encarnando a una Rosario creíble en lo actoral y refinada en lo canoro si bien algo forzada por la emisión en ocasiones excesiva de la OFM. La mezzo Mónica Redondo como Pepa se caracterizó por solidez vocal del instrumento que defiende bien apoyado con agudos redondeados en contraste a los filados y notas altas de El trujamán de Lidia Vinyes-Curtis absolutamente reveladora y decisiva en el movimiento de El retablo.

Algo forzado apeteció el Fernando de Enrique Ferrer si bien Granados se muestra exigente con el personaje al que lo mantiene en el registro alto, pero el torrente del foso poco ayudó al lucimiento del tenor. Resuelto y meditado fue la participación del barítono Damián del Castillo en Goyescas. Joan Martín-Royo como Don Quijote y José Luis Sola como Maese Pedro cerraban el elenco protagonista con sendas participaciones ajustadas, especialmente en la línea de canto desplegada por J. Martín-Royo.

Con el espectáculo La Edad de Plata concluye el cartellone de la estación lírica malagueña a falta del broche final que llegará el próximo tres de junio con el recital lírico protagonizado por el tenor Javier Camarena cerrando así una temporada ambiciosa y plural en su propuesta.

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