Opinión | Notas de domingo

Melodías y premios

Recuerdos, polémicas eurovisivas, premios y veladas con aroma made in USA

Melody durante su actuación en Eurovisión.

Melody durante su actuación en Eurovisión.

Lunes. No me he enterado de nada. De Eurovisión. Veo una catarata de noticias respecto a los sucedido y no sé interpretar nada. No es que no me gusten este tipo de espectáculos; me gustan algunos peores, pero he estado despistado el fin de semana y Melody me suena a chino. A los que no la votaron se ve que también. Sánchez pide que Israel sea expulsado de Eurovisión pero también podríamos irnos nosotros. Para los que afirman que las votaciones, y el televoto están apañados, ya les digo yo que es así desde que en el año 1979 un pucherazo infame impidió el triunfo de Betty Misiego. Qué trauma. Y eso que yo era, nada, nada, apenas un niñito que empezaba a hablar. Y de los de Remedios Amaya hablamos otro día.

Martes. Uno en su vida ha dado muchas noticias. Una de las mejores de mi vida, por el efecto euforia que produce en quien la recibe es: ha venido el Ratoncito Pérez.

Miércoles. Entrevisto en el Centro Cultural La Malagueta a Paco Reyero, corresponsal en USA, reportero, escritor, radiofonista, que ha cubierto numerosas elecciones presidenciales en USA y que escribió un libro jugoso sobre Trump: El león del circo. El diálogo sale bien y es fluido. Los diálogos son como las croquetas, que hay que procurar que no se hagan bola ni se adentre uno en terrenos con dureza o excesiva blandura. No tenemos bechamel pero sí un material excelente: la política norteamericana y sus entresijos. Ya llevaba yo tiempo sin utilizar la palabra entresijo. Reyero es ágil y versado y el público numeroso lo escucha con gran atención. Entre los asistentes está Paco Guti, exsecretario provincial de CCOO; el gastrónomo y profesor Serafín Quero; Javier Ferrer, gerente del Museo Thyssen; el catedrático Manuel Toscano y un señor que se parece a Messi. Luego Reyero convida a unas cañas en el Refectorium. A mí, no al público, aunque hay asistentes que se nos unen para un mejor trasegar cerveza en armonía y compañía. La conversación sigue entonces en la barra. Nos ofrecen croquetas pero yo a estas horas soy más de flamenquín. A veces, a cierta edad, la intención de trasnochar convalida. Es como haber trasnochado.

Jueves. Sevilla. Día de calor. Demasiado calor ya. Incluso. Me da por pensar en qué pasaría si me doy media vuelta y me vuelvo a mi ciudad. Sin atender al teléfono ni dar ninguna explicación. La libertad es no dar explicaciones. Tengo el día parco. Pero algo hay que decirle al taxista, que se impacienta. Hablamos sobre asuntos que enturbian la política. En el programa, no con el taxista. El taxista me da noticias de cómo pasó la Feria. Se ve que alternó: unos días trabajó doce horas y otros se agarró una castaña de rebujito que le costó una severa admonición de su esposa. Almuerzo en Pepe el mudo, una taberna de Mairena del Aljarafe que lleva dando buenas gambas desde el año 1968. Me zampo un salmorejo con huevo frito encima.

Viernes. Sergio Vila-Sanjuán gana el Fernando Lara de novela (100.000 euros) con una historia que homenajea a Barcelona, ‘Misterio en el barrio Gótico’. Sanjuán lleva décadas dirigiendo el suplemento cultural del diario La Vanguardia. Un referente. Tengo especial cariño a una novela suya, de original estructura, El informe Casabona. Es hombre cálido y trabajador, culto; recuerdo un almuerzo muy agradable con él en La Sole del Pimpi con Blanca Berasategui, muchos años la gran dama del periodismo cultural español; Cruz Morcillo y Agustín Rivera. Luego anduvimos un poco en alegre comandita, camino de la estación, acompañándolo, enfrascados en una conversación sobre libros. Sobre qué otra cosa, claro.

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