Opinión | En corto

Emergencia inespecífica

A media mañana, la alarma del móvil se pone a pitar. Abro el teléfono, pero nadie me llama. Abro el correo pero igual, no hay novedad. Tampoco es un mensaje. Algo se ha disparado en sus tripas, pienso, mientras miro con lástima al aparato, aunque renuncio a silenciar la alarma sin saber por qué suena («no hay que tapar los síntomas»). Al final opto por reiniciar, el chisme se lo piensa y reinicia. Luego leo que fue un simulacro de alarma por emergencia química en la zona en que vivo. Busco algún rastro de información en el móvil, pero nada. Leo también que los organizadores han quedado muy satisfechos del operativo, pensado para familiarizar al público con estos sonidos intempestivos. El problema es que una vez familiarizados, inmunizados. Aunque daría igual, pues tampoco ha explicado nadie qué hacer ante una nube tóxica. O a lo mejor no me enteré, pendiente de alguna catástrofe real.

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