Opinión | Viento fresco

Ni auditorio ni auditoria

Paco de la Torre ha roto a escribir. Asaetea a los ministros con misivas a ver si empiezan el auditorio aunque sea adelantando pasta el Ayuntamiento. Ni caso por ahora

Imagen del año 2017, seguramente también utilizable dentro de un lustro.

Imagen del año 2017, seguramente también utilizable dentro de un lustro. / l.o.

El alcalde de Málaga ha roto a escribir. Tres cartas, tres. A los ministros Urtasun, Bolaños y María Jesús Montero. La resurrección del género epistolar. En las misivas ofrece que el Ayuntamiento de Málaga adelante dinero para el auditorio y así poder iniciar el proyecto. Urtasun ya dijo que nones a preguntas de los periodistas en su última visita a Málaga. Su Ministerio lo reiteró ayer. Bolaños está como para auditorios y María Jesús Montero, de Hacienda, candidata a presidir la Junta de Andalucía, podría marcarse un «ya si eso», un acuse de recibo, una vaga promesa para que esto no le suponga una chinita en el zapato cuando venga a mitinear a la ciudad de Málaga.

El auditorio es ahora la bandera, el proyecto, el colofón, la guinda, la necesidad. Una gran y turística y cultural ciudad sin auditorio es como un jardín sin flores. O es Málaga, que no tiene auditorio. En los ministerios no tienen ni idea, o sí, de lo insistente que puede llegar a ser el alcalde, que tiene entre sus virtudes, además de la afición a la música clásica, la tenacidad. Su partido pide y exige, una y otra vez infraestructuras, trenes, peajes libres, carreteras, ampliación del aeropuerto, pero él pide música. No se sabe si se complementan o cada sector va por libre. Pero abre otro frente con el Gobierno. De la Torre se ha olvidado de Óscar Puente, que al menos contesta a todo, lee todo, y maneja pasta.

El alcalde marca la agenda y no se puede decir que sea hombre que no pega un sello. A lo mejor está tentado de escribir, ya puestos, un manifiesto pro auditorio que firme la gente de la cultura. Hay escritores a los que les gusta más firmar un manifiesto que escribir novelas. A ver dónde están los intelectuales de guardia que apoyen al alcalde, que una vez que ha sabido rodearse de decenas de asesores y decenas de técnicos lo vemos un poco desguarnecido de culturetas, melómanos, amantes del ballet, de la ópera e incluso de los verdiales. También ignoramos qué privados (estirarse, hombre) aportarían los 109 millones que el proyecto municipal les asigna de un total de 209 que costaría ese auditorio, siendo el Gobierno central el que tendría que apoquinar 45 millones. El resto, el propio Ayuntamiento, la Diputación y la Junta. Mucha pasta. Muchas cartas. A ver si también se las envía a los de su partido. Más que un auditorio, Málaga necesita que le hagan caso. Una Magdalena Álvarez nos haría falta.

Tanto licitar y tanto escribir cartas y tanta propaganda: no pone ni Dios una primera piedra.

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