Opinión | Málaga de un vistazo

Los espejos

Extraños espejos con doble mirilla: lo que me parece que no está tan mal para los demás, y lo que quiero para mí y los míos.

Pleno del Ayuntamiento de Málaga

Pleno del Ayuntamiento de Málaga / L.O.

«Una casa no son cuatro paredes, una casita es donde se vive, se sueña y se muere». Eso cantaba el sanroqueño Chico Ocaña en 2010 cuando sacó su single ‘30 metros’.

Pudiera parecer antigua, pero nuestro alcalde la ha hecho de nuevo actual. En el pleno municipal de hace unos días, los integrantes del equipo de gobierno de la alcaldía afirmaban a compás con su cabeza mientras el alcalde hablaba acerca de que los jóvenes vivan «temporalmente» en casas de 35 a 45 metros cuadrados. Como los vecinos de Los Asperones, «temporalmente».

Pero como bien les preguntó Toni Morillas, ¿cuántos de ellos o de sus hijos o hijas en edad de independizarse viven en habitáculos de esas dimensiones?

Son esos extraños espejos con doble mirilla: lo que me parece que no está tan mal para los demás, y lo que quiero para mí y los míos.

Me recordaba a Antonio Garamendi, presidente de la CEOE, cuando Silvia Intxaurrondo le preguntaba el pasado enero si le parecía digno un salario de 1.134 euros al mes, ya que él era reacio a que se aumentara el SMI. Su respuesta fue que «esa pregunta no era seria».

Claro que no lo era teniendo en cuenta que él percibe por presidir la CEOE 300.000 euros brutos anuales además de 50.000 euros de complementos salariales.

Algo similar sucede con los altos cargos de partidos políticos defensores a ultranza de la escuela pública; pero que a sus hijos los llevan a la concertada o la privada: Solbes, Moratinos, Bono... o con los que protestaron y votaron contra el divorcio, el aborto, el matrimonio homosexual o la eutanasia, y hoy hacen o mañana harán uso de esos derechos. ¡Ay!, los espejos...

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