Opinión | En corto

Modos de perder la razón que se tenga

En política, lo peor que le puede pasar a una persona concernida por ella en cualquiera de sus planos principales –el político, el mediático, el de simple miembro de la polis– es perder la ponderación. La ponderación es el arte del espíritu que nos permite medir, pesar, sopesar, y es contraria, por tanto, al absolutismo, el maniqueísmo, el sectarismo. Es tan legítimo y entendible ser contrario a Pedro Sánchez como ser partidario. Siendo objetivos, ha dado motivos para las dos cosas. Una defensa a ultranza no es ponderada. Pero el antisanchismo radical tampoco lo es. Y, desde luego, hacer del antisanchismo un estandarte único, que libera de pronunciarse sobre los grandes asuntos del mundo y del país y lo sustituye por una apoteosis con aires de rebelión popular –jaleada con lemas insultantes para toda la militancia de un partido histórico– es un despropósito sin precedentes.

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