Opinión | Al azar
El mundo se acaba en 2027, ya es oficial
El informe AI 2027 aventura la «total dominación» de la Inteligencia Artificial en esa fecha inminente, tras un conflicto por su control entre Estados Unidos y China

Imagen de archivo de una instalación de inteligencia artificial / Cristobal Herrera/EFE
Un titular del estilo de «¿Pronóstico para 2027? La total dominación por parte de la Inteligencia Artificial» hubiera encajado años atrás en la agenda del rotativo sensacionalista estadounidense National Enquirer, o de sus primos británicos del News of the World. El problema surge cuando la esclavitud o desaparición sin más del género humano en apenas dos años viene pronosticada, mediante el enunciado arriba citado, por el siempre estupendo The New York Times.
Todavía resulta más fácil odiar a un hombre que a un robot, hasta tal punto hay que excavar síntomas de optimismo residual para evitar la depresión absoluta. La «total dominación» a cargo de la inteligencia artificial viene diagnosticada más que pronosticada en el informe ya célebre AI 2027, publicado en abril. Para que el apocalipsis tenga por lo menos un sesgo novelesco, los científicos y filósofos que firman la predicción incluyen un duelo final hollywoodiense entre China y Estados Unidos.
Las dos superpotencias acelerarán la «total dominación» de la Inteligencia Artificial Generalizada (AIG) o de la Superinteligencia, al embarcarse en el «juego del gallina», donde los competidores lo arriesgan todo con tal de no ser los primeros en abandonar la partida. La versión cinematográfica más conocida de esta maniobra la protagoniza James Dean, en la carrera de coches hacia el barranco de Rebelde sin causa. También viene anticipada por precedentes históricos, tales que la crisis de los misiles cubanos que enfrentó a Kennedy y Khruschev en 1962.
En síntesis, ni Estados Unidos ni China abandonarán voluntariamente la carrera que conduce al posible exterminio de la humanidad, ante el riesgo de que la IA sea desarrollada y utilizada por su gran rival. En el caso del armamento nuclear, seres humanos sensibles pueden contradecir incluso los impulsos literalmente genocidas de sus superiores enloquecidos, Peter Sellers transmutado en Doctor Strangelove. Sin embargo, cabe recordar que la IA y su progenie no obedecen mientras se entrenan y perfeccionan a control alguno, ni de Washington ni de Pequín.
La buena noticia figura en la larga entrevista de más de treinta folios en el Times neoyorquino a Daniel Kokotajlo, coautor del finisecular AI 2027. El filósofo se muestra condescendiente y admite que sus proyecciones puedan estar equivocadas, lo cual obligaría a atrasar la «dominación total» hasta 2028, y permitiría programar con cierto sosiego las vacaciones de 2026. En cuanto a las reglas de etiqueta para afrontar el ocaso de la humanidad, el pensador admite que tiene hijos pequeños y que procura actuar con normalidad mientras predice la dimisión colectiva a manos de los robots, por llamarlos de alguna manera.
Es curioso que se plantee como inevitable el imperio de la Superinteligencia, sin adjudicarle un formato definido a los nuevos propietarios del planeta. Por no hablar del vestuario poco seductor de los robots, que demanda un rediseño. En AI 2027 se habla de los sucesivos Agentes, con una serie numérica conforme van puliendo su omnisciencia, pero sin aclarar su estructura y formato. Es una guerra de software donde el hardware se torna indiferente. Se impondrán por la mentira emocional, no por la seducción física ni por la violencia clásica. Otra vez Kubrick, ahora en 2001.
Por fortuna, la humanidad estará entrenada para su sustitución inminente por la excelente entrega actual de Misión Imposible. La decisión de liquidar la serie del agente Ethan Hunt no solo viene forzada por la jubilación de Tom Cruise, sino en especial por la «dominación total» que desactivará el entretenimiento para humanos. Es curioso que las seis horas de duración de la película, en dos capítulos, hayan evolucionado hacia un protagonismo absoluto de la inteligencia artificial.
Aunque los más suspicaces abandonan la proyección de Misión imposible con la sensación de que les han impartido un cursillo abreviado de Cienciología, también es apto conspirar que la IA se ha adueñado de la película con cierto adelanto sobre 2027, para ir adaptando la proyección al protagonismo absoluto de la Entidad, según se define a los nuevos señores de la Tierra. De nuevo, sin capacidad o creatividad para asignar al engendro una forma definida. Todo está en los códigos, otra regla adaptada de AI 2027, si bien el brochazo gordo surge cuando este delirio intelectual depende de una vulgar llave metálica de factura bizantina en manos de Cruise.
El mundo se acaba, ya es oficial, lo lleva el New York Times. Si será grave la situación, que ha sido admitida por J.D. Vance y ha protagonizado sus entrevistas de feligrés con León XIV. El vicepresidente estadounidense reconoce su pánico, al imaginar a los adolescentes estadounidenses comunicándose solo con máquinas, a falta de que alguien le informe al adjunto a Trump de que ese monopolio ya se ha producido. En vísperas de 2027, el «tecnofeudalismo» es una realidad que propagó el griego Varoufakis, y que ha sido adoptada por pensadores en las antípodas como el ideólogo trumpista Steve Bannon o el esloveno Slavoj Zizek. Los fracasos en cadena de Elon Musk son el último rayo de esperanza.
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