Opinión

Málaga

El caso Jared Leto: nosotros tenemos la respuesta

A propósito de las acusaciones de "conductas sexuales inapropiadas" contra el actor y cantante, que tiene previsto actuar en julio en Marenostrum Fuengirola junto a su banda, 30 Seconds To Mars

El actor y cantante Jared Leto

El actor y cantante Jared Leto / La Opinión

Lo habrán leído estos días: Jared Leto, actor de Hollywood y líder de la banda 30 Seconds To Mars, anunciada en julio en el Marenostrum Fuengirola, ha sido acusado en una revista por nueve mujeres de "conductos sexuales inapropiadas", comportamientos producidos, al parecer, en algunos casos cuando las víctimas eran menores de edad. En Marenostrum aún no han ofrecido una reacción oficial ante este asunto, por lo que, de momento, el concierto del grupo norteamericano sigue su curso. 

Cada vez que surge un tema así uno se pregunta qué deberían hacer los festivales al respecto. ¿Adoptar una actitud ejemplarizante y zanjar sin paliativos los vínculos con la persona acusada, aunque ésta aún no haya pisado el tribunal? ¿Esperar sólo a que el supuesto agresor sea condenado, porque es la culpabilidad lo que se tiene que demostrar, no la inocencia? Hay razones válidas para ambas posiciones.

El público

Yo, en este tipo de casos, siempre abogo por la responsabilidad del público: es el fan, el espectador, el que paga la entrada quien debe reflexionar sobre el asunto, informarse al máximo sobre las acusaciones vertidas y la reacción pública del acusado y, finalmente, concluir si se siente cómodo manteniendo el apoyo al supuesto violentador (porque aún no ha sido condenado) o si, por el contrario, siente que debe asumir una actitud de responsabilidad individual, cívica, más allá de ese "yo sé separar al artista de la persona" que a veces, muchas, suena a excusa o, peor, a cruel indiferencia. No es cuestión de ser un justiciero social o de ponerse la toga de juez; no, simplemente, se trata de actuar con responsabilidad.

No debemos cargarle el mochuelo a las organizaciones, instituciones, a los demás; somos nosotros, la base, el público, la sociedad, los que hemos de decidir si queremos acabar con este tipo de cultura, la de la estrella que sacia su apetito a costa de lo que sea (si es que es así en el caso de Leto: por cierto, rumores siempre ha habido), o si preferimos tararear una canción mientras saltamos porque la vida es muy corta para rollos.

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