Opinión | El jugador número 13
Si es de la selección...
Si hacemos memoria, nos llegamos a Ciudad Jardín y vemos a Michael Ansley levantarse ante Daryl Middleton el 18 de mayo de 1995 con 78-80 en el cuarto partido de aquella mítica final

Los jugadores del Unicaja celebran la eliminación del Barça en los cuartos del playoff. / Mariano Pozo / ACBPhoto
Se ha resuelto el play off de cuartos de final en la Liga ACB. El Unicaja ha superado al Barça remontando una derrota inicial el martes pasado, muchos datos estadísticos contrarios a la posibilidad de que Unicaja pasara la eliminatoria frente al equipo catalán, y la sensación esa de lo mal que lo había hecho en su día por buscarse un rival tan complicado para pelearse cara a cara como el equipo culé.
Y es cierto que rescatar cosas históricas siendo estrictos, no es ser justos. Hablar de datos de hace años, sin pensar en variar los protagonistas, las circunstancias... todo cambia.
Si hacemos memoria, recordamos el play off de Euroliga previo a la Final a Cuatro de Atenas y el memorable triple de Pepe Sánchez, con toda la felicidad desparramada por el Carpena y otros distritos postales. Pero si hacemos todavía más de memoria, nos llegamos a Ciudad Jardín y vemos a Michael Ansley levantarse ante Daryl Middleton el 18 de mayo de 1995 con 78-80 en el cuarto partido de aquella mítica final.
Como todos nos sabemos de memoria el desenlace, me ahorro ponerlo, pero aquella noche, en Málaga, nos metimos una gran cantidad de kilos de lastre en la mochila vital de cada uno para cargar con ella cada vez que ha llegado algo importante. Ha habido momentos buenos, con grandes partidos ganados, con la eliminatoria de la Copa del Rey de Badalona, pero ciñéndonos, una pesadilla enquistada con un remache en el ADN cajista.
Uno de los damnificados de aquella eliminatoria fue mi hijo Carlos, que por aquel entonces sufría porque su ídolo, Nacho Rodríguez, no podía arreglar aquella «injusticia», al menos desde su punto de vista. A los pocos años, entre que Nacho cambió de acera y que con nueve años veía las cosas de otra forma, dejó claro lo que significaba ese recuerdo en su particular manual del buen cajista.
Un compañero y amigo, Jorge Rodríguez, primo de Nacho y de Juanma, un día que nos vio en el centro, sabedor de la pasión de Carlos, quiso ser mejor persona y le dijo: «Te voy a regalar una camiseta de mi primo», ante lo cual, mi hijo le respondió con todo convencimiento: «Si es de la selección, vale, como sea del Barça, te la quemo».
A ver, como padre, me alivió mucho que esa salida de pata de banco de mi hijo fuera con alguien de confianza, y no me hiciera pasar ese trago con otro. Al final, seguimos siendo amigos y con el paso del tiempo hemos tenido los mejores días con nuestro Unicaja, y de momento seguimos viviéndolos.
En esta última semana hemos tenido de todo, se ha puesto a prueba la paciencia, la pasión, los nervios, le hemos dado una vuelta de más a todo aquello que nos hace pensar que el baloncesto es lo más importante de las cosas menos importantes de la vida y, sobre todo, hemos vaciado esa mochila vital para seguir adelante con más ilusión y menos cargas heredadas.
Tras el primer partido, en el que emocionalmente hubo mucho peso y en cierta medida no permitió ver la versión completa que esperábamos del Unicaja, hubo momentos brillantes, y otros en los que el rival, que no olvidemos que sigue siendo uno de los grandes del continente, no permitía aparecer.
Todo lo intranquilo que se pudo ver el partido del martes, se disipó el viernes desde el inicio, porque, más allá del dato histórico de infligir la derrota mayor del play off en el Palau Blaugrana a los catalanes, al Unicaja con el salto inicial le bastó para dejar sin argumentos ni capacidad de reacción al rival, en una de las muestras mejores de juego que recuerdo por parte del equipo malagueño.
Y para terminar lo del domingo, ¿con qué nos quedamos? Pues que cada uno escoja lo que quiera, el tapón de Kameron Taylor a Tomas Satoransky, la defensa cara a cara al final de los cuarenta minutos de Kendrick Perry y Tyson Carter a Kevin Punter y Darío Brizuela, el puñetazo colosal de Tyson Pérez, metiendo nueve puntos en menos de dos minutos, con 73-82 en el marcador, evitando que los psicoanalistas de Málaga hicieran el agosto con la gran mayoría de los cajistas, permitir ocho puntos al rival en dos ataques en la prórroga, la actuación impagable de los secundarios imprescindibles como Melvin Ejim ,que también arregló su «no triple de Ansley» particular, con un rebote en ataque y dos tiros libres que vengaban sus fallos en aquel Unicaja de Luis Casimiro Palomo.
Cualquier cosa de esta lista vale, incluyendo las que no haya puesto, porque teníamos todo el derecho del mundo a vaciar nuestra mochila, a seguir pensando que lo que viene ahora va a mejorar lo vivido. Y a que mi hijo siga cumpliendo con eso de ser cajista desde la cuna y se lo transmita a su hijo.
Disfrutemos, que eso es mucho.
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