Opinión | Málaga de un vistazo

La ‘grande riqueza’

Con la belleza y la riqueza sucede algo parecido en lo cotidiano. No todos las vemos en lo mismo, y eso, a su vez, es bello y dota de riqueza a una sociedad

Una imagen de 'La grande bellezza'

Una imagen de 'La grande bellezza' / L.O.

En 2013, Paolo Sorrentino dirigió ‘La grande bellezza’, una obra maestra del cine laureada con el Globo de Oro, el BAFTA y un Oscar.

Con la belleza y la riqueza sucede algo parecido en lo cotidiano. No todos las vemos en lo mismo, y eso, a su vez, es bello y dota de riqueza a una sociedad, porque diversifica las cabezas pensantes.

Sin embargo, sorprende cuando estas concepciones cambian según sea dentro o fuera de las fronteras, y ejemplos hay unos pocos. ¡Qué civilizados en X país donde no permiten fumar en terrazas! ¿Cómo se atreven a prohibirnos fumar en nuestras terrazas? ¡Qué civilizados que realizan test de alcoholemia a los conductores! ¿Quién te ha dicho a ti que quiero que conduzcas por mí? ¡Qué civilizados que no puede venderse alcohol en sus parques de bolas! ¿Cómo nos van a retirar el alcohol en nuestros parques de bolas?

Que el ser humano es contradicción es inherente a su condición. El problema nace cuando se excede en ello.

La última que podemos añadir ha sucedido en Barcelona. Qué saber estar de los suizos, hablando desde sus estrados en sus cuatro idiomas nacionales sin llegar a las manos; o los finlandeses, con sus leyes en sueco y finés. Y no olvidemos a los canadienses, con el francés y el inglés; o a los belgas, entre el francés y el flamenco.

Pero si aquí se habla una lengua oficial española que no sea la que yo hablo, pataleta y me voy. Si por algunos fuese, volverían a prohibir la ‘grande riqueza’ lingüística del país. No hace tanto que sucedió y tampoco es nuevo, así llevan siglos. La fobia a lo diferente vestida de soberbia. ‘Al mundo te guarde Dios...’

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