Opinión | TRIBUNA

Málaga

¡Cuestión de confianza!

Dije que el Gobierno daba continuas muestras de debilidad. Aquella mayoría tan diversa de la investidura parece desaparecida. Y en toda la legislatura, el Gobierno no ha sido capaz ni incluso de presentar -no ya aprobar- la ley anual más relevante, la presupuestaria. Sin presupuestos, a Sánchez cualquier crisis le resta autoridad.Y el caso Santos Cerdán-Ábalos-Koldo, que prueba que dos políticos relevantes del PSOE y muy próximos a Sánchez formaban una banda corrupta, no es otra crisis de una legislatura inestable, sino una bomba atómica. Como dijo la portada de El Periódico: «La caída de Cerdán deja a Sánchez en el aire». Y el lendakari Pradales asegura que se ha acabado una fase de la legislatura y que no sabe qué viene ahora. Exacto.

Sánchez compareció el viernes 25 minutos en tono humilde y dolorido. Pidió perdón cinco veces, dijo que nunca sospechó de Cerdán hasta el informe de la UCO, que no debían haber confiado en él, que tenía una gran decepción, que una auditoría externa revisaría las cuentas del PSOE, que nombraría un nuevo secretario de organización, que la crisis afectaba solo al partido y no al Gobierno, y que la legislatura duraría hasta 2027, cuando se volvería a presentar.

¡Insuficiente! Sánchez es a la vez el secretario general del PSOE y el presidente del Gobierno. Y el descrédito afecta tanto al partido como al Gobierno y a su persona. Dijo que «la contundencia de la respuesta sería proporcional a la enorme decepción» y falta no ya contundencia sino rigor. En los audios todo muestra el latrocinio del trío Koldo-Abalos-Cerdán y no aparece una financiación ilegal del PSOE. Pero hay sospechas. Si así fuera se podría decir que «quién a Gürtel mata, a Gürtel muere».

Cierto, no estamos ahí. Pero alarma la larga y extraña confianza en Santos Cerdán. Cuando Sánchez cesó a Abalos de ministro todopoderoso indicó, como mínimo, preocupación. Y cuando estalló el caso Koldo exigió a ábalos el cese como diputado, donde le había mantenido. ¿Cómo, entonces, seguir confiando ciegamente -mando en Ferraz y negociación con Puigdemont- en quien era de siempre un íntimo de Koldo y Ábalos? Hay, como mínimo, un estrepitoso fallo in vigilando. ¿Cómo confiar en un presidente que -despreciativo con sus enemigos y muy ufano de su carrera- no ve que su colaborador más próximo es un corrupto cum laude?

En una democracia normal -no tan polarizada- el escándalo conduciría a la dimisión del presidente. Pero Sánchez, que siempre ha presumido de resiliencia, quiere seguir con su proyecto. La gran pregunta es si puede hacerlo sin dañar a su partido y, aún peor, a la normalidad política y constitucional. En su comparecencia dijo que seguiría porque España necesita certidumbres y estabilidad. Aunque los datos económicos son positivos y -pese a todas las críticas- Catalunya se ha desinflamado, ¿está en condiciones de garantizar alguna estabilidad? ¿O vamos a una larga agonía que pueda degradarlo todo? Pregunto a un experimentado y retirado político si cree que Sánchez puede sobrevivir: «Tendría que resucitar…como Jesucristo».

Para destituirle, la Constitución prescribe la moción de censura con un candidato alternativo a presidente. Se quiso así proteger la estabilidad gubernamental. Es, al mismo tiempo, una moción de censura y de investidura. Y Feijóo dice que no la puede presentar, pero eso solo indica su impotencia. No es algo positivo para Sánchez.

El presidente solo podría aguantar con algo de aire superando la cuestión de confianza fijada por la Constitución. Mostraría así que sigue teniendo el apoyo de la mayoría de la soberanía nacional. No la quiere presentar, porque no lo tendría nada fácil. Sánchez llegó a presidente con una moción de censura contra Rajoy por la Gürtel. Con este precedente, ¿votar la confianza en quien ha confiado demasiado en Cerdán? Y Sánchez tiene unos aliados -que él ha elegido- que son muy distintos y algunos muy complicados.

Pero es su única oportunidad de seguir, sin deslizarse inevitablemente por la pendiente de una larga, o no tan larga, agonía. Sánchez, si no dimite, necesita la cuestión de confianza.

¿Qué debe hacer Feijóo, que se ha pasado toda la legislatura pidiendo su dimisión? El espacio me fuerza a dejarlo para otra ocasión.

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