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Opinión | 360 grados

Putin habla de «tragedia ucraniana»

La OTAN está perdiendo una guerra que pudo evitarse si no se hubieran roto las promesas de no ampliación de la OTAN hechas en su día al último presidente de la URSS, Gorbachov

Vladimir Putin, presidente de Rusia, observa una exposición de equipamiento militar de UEC-Aviadvigatel, Rusia.

Vladimir Putin, presidente de Rusia, observa una exposición de equipamiento militar de UEC-Aviadvigatel, Rusia. / Europa Press

Vladimir Putin parece en cierto modo cansado de la guerra en el país vecino, a la que el otro día se refirió en la ciudad rusa de Sochi como «la tragedia ucraniana».

Cansado, esto es, de que Occidente se niegue a entender sus razones profundas, el motivo por el que invadió ilegalmente Ucrania.

Y éste no es otro que garantizar la seguridad de Rusia, a la que puso en peligro la ampliación de la OTAN.

Pero la mayor parte del discurso que pronunció en el llamado club Valdái, de Sochi, lo dedicó el presidente ruso a los grandes temas geoestratégicos.

Y sus palabras sonaron en cierto modo a repetición de lo que ya dijo en 2007 en la conferencia de Seguridad de Múnich.

Volvió a criticar Putin la insistencia de EEUU en mantener, junto a sus aliados europeos, su hegemonía global frente al multilateralismo al que aspira el resto del mundo.

Pero dieciocho años después de aquella conferencia y tras tres años y medio de guerra en el país vecino, sus palabras sonaron en cierto modo distintas.

Putin se lamentó de que no se le escuchara, lo que no parece haberle servido a Occidente para nada.

Porque la OTAN está perdiendo una guerra que pudo evitarse si no se hubieran roto las promesas de no ampliación de la OTAN hechas en su día al último presidente de la URSS, Mijail Gorbachov.

Putin se declaró convencido de que las sanciones económicas de Occidente no conseguirán doblegar a su país como pretenden Washington y Bruselas.

Y advirtió de que la escalada del conflicto con el continuo rearme de Ucrania y la posible entrega a Kiev de misiles de largo alcance- los Taurus alemanes o los Tomahawk estadounidenses- no harán sino aumentar el riesgo de guerra mundial.

Su principal advertencia la dirigió al Gobierno alemán del canciller Friedrich Merz, cuyo objetivo declarado es convertir al ejército de su país en el más poderoso de Europa.

«Veremos a dónde conduce eso y reaccionaremos con rapidez si es necesario», dijo Putin.

Éste parece haber abandonado toda esperanza de convencer a los europeos mientras que no ha renunciado a entenderse con Washington pese a las últimas declaraciones de Donald Trump, despectivas para Rusia.

Vladimir Putin es consciente de que Trump está rodeado de halcones, a los que escucha últimamente, pese a lo cual cree poder llegar a un «gran acuerdo» con Washington, que no tendrían más remedio que aceptar los líderes europeos.

Acuerdo que estaría en cierto modo en contradicción con su idea de «un mundo multipolar», pero tal vez piense Putin que ese mundo es inevitable y que más tarde o más temprano se llegará a él, por más que trate de resistirse hoy Washington.

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