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Opinión | Viento fresco

Cachondeo en Málaga

El PP hace una pregunta parlamentaria para conocer si en la provincia también Ábalos desplegó su saber vivir

José Luis Ábalos.

José Luis Ábalos. / l.o.

El PP pregunta en el Congreso y el Senado por los gastos de Ábalos en Málaga. Los pepés de España están haciendo preguntas similares sobre todos los territorios de España. Quieren trazar el mapa del supuesto cancaneo ministerial, el presunto puterío, los juergones y los descansos postmitineros, tal vez pre eyaculatorios. A lo mejor no hay nada, pero el que pregunta acusa. Málaga además no quiere quedarse fuera de ninguna ruta turística. Incluida la de Ábalos, Koldo y compañía. Y es ahí, en el término «compañía» donde está el morbo, el misterio, la pregunta y el rédito político.

Nada hay que objetar sobre la vida personal del exministro, que aquí hay mucho moralista suelto. Y envidioso. Y fisgón. Cada cual con su capa, espada, sayo, hacienda y existencia que haga lo que le dé la gana. Pero otra cosa es si el champán, la habitación y el extra de minibar lo paga el erario público, en cuyo caso estamos ante un sinvergonzonerío, ante un algo punible, claro. También la coherencia queda vulnerada, la ejemplaridad: predicar sobre los derechos de las mujeres y tratarlas como mercancía. U objetos.

No sabemos si se dará información sobre Ábalos en Málaga, incluso sabiendo que tenemos varios Paradores y que Ábalos vino con frecuencia a la provincia: a prometer obras, a dar mítines y a, mirándose en el espejo, quitar y poner dirigentes provinciales del partido.

Legendarias en los cenáculos políticos son las cábalas sobre sus actividades quince días en un hotel de Sevilla, donde se hospedó hace mucho tiempo para pilotar in situ la defenestración de Susana Díaz e ir gestionando el aterrizaje de Juan Espadas, que ya ha despegado al Senado después de una época gris y de traiciones tras la que se impuso la santa voluntad de Sánchez, que envió a María Jesús Montero aquí y a Salvador Illa a Cataluña. Si Sánchez fuera un cachondo y tan audaz como dicen, habría traído a Andalucía a Illa y a Montero la habría mandado a Cataluña. Capaz de salirle bien la cosa.

El PP local quiere saber si le hemos pagado entre todos las conchas finas a Ábalos. En esta acción coordinada, el Partido Popular de Baleares preguntará por las ensaimadas, el de Coruña por los percebes y el de Barcelona por la butifarra.

Nos sale una guía de los michelines que ganó y que ahora con los disgustos está perdiendo. Una ruta con sus pisos turísticos y todo. Al estilo Málaga. La primera en el peligro de la libertad y en el Fomento del cachondeo.

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