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Opinión | En corto

Un clásico de nacimiento

En la era de las series, para mí las hay de tres clases. Las de episodios con los mismos personajes, en las que todo empieza y acaba en cada uno. Las de la máquina de churros, en las que el churrero va soltando la historia a gusto de las tripas del espectador, estirando la pasta de la trama cuanto dure. Estas las detesto, veo al guionista urgando en mis entrañas. Las que son una historia unitaria, aunque se reparta en unos pocos platos para hacerla digerible. De este tipo es Black Rabbit (Netflix), la mejor que he visto en mucho tiempo, un thriller urbano y familiar a la vez, con culpa, castigo y redención a tope, tanta maldad como amor -entre personas y en el propio interior de estas-, un drama oscuro y a la vez luminoso, con un excelente Judd Law, un descomunal Jason Bateman y unos secundarios «tamaño protagonista». En realidad un filme de 7 horas y pico servido en 8 platos.

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