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Opinión | Viento fresco

Antonio Sanz, consejero de urgencia

El nuevo titular de Sanidad hace muchos años practicaba una oposición ruda, a lo Tellado. Ha evolucionado a, casi, un perfil técnico y estajanovista

Antonio Sanz.

Antonio Sanz. / l.o.

Pues Antonio Sanz. Vale para un roto y para una Sanidad. Será el nuevo consejero del ramo en sustitución de la dimitida Rocío Hernández.

En pleno escándalo de los cribados del cáncer de mama, seguramente nadie quería ser consejero o consejera de Sanidad. Si a eso se añade que queda poco para las elecciones, no valía la pena traer a alguien nuevo que iba a tardar mucho en saber quién es quién en ese monstruo tan grande que es el SAS.

Juanma Moreno confía en alguien de probada capacidad de trabajo. Un político. Que ha variado mucho su perfil. De ser duro y rudo, escudero de Javier Arenas, y que hacía política a lo Miguel Tellado, hace años en la oposición, ha evolucionado a un carácter mucho más institucional y hasta técnico. Se ha fajado en cuestiones como las amenazas de catástrofes, incendios, inundaciones, etc. Practica menos el aspaventismo.

La mayor presión que tiene ahora, y eso que la nefasta gestión de los cribados y poner orden, le generará mucha, es el hecho de que Juanma Moreno haya depositado en él confianza ciega. La sanidad es pieza clave. La percepción es que no funciona bien. Ya pasó con los socialistas y eso en parte y quizás les costó el Gobierno. Y veremos qué sale cuando se desvelen los procesos de otros cribados, como el de cáncer de colon.

Sanz tiene el doble trabajo de arreglar (¡que llamen de una pura vez a las mujeres!) el caso de los cribados, apartar ineficaces, sustituirlos y además defender en el plano político la gestión del Ejecutivo. Frente al electorado y frente a la oposición. En un ambiente preelectoral. Y ojo: otros problemas permanecen: ahí están las listas de espera.

Va a dormir poco Sanz, aunque como buen radioaficionado ha pasado muchas noches en vela. Es también el nuevo pararrayos, parapeto, escudo donde irán a parar las críticas e invectivas. De los airados pacientes y de la oposición. Al menos lo han descargado un poco de competencias: ni iba a poder con todo ni se podía lanzar el mensaje de que la Sanidad es solo una más de las tareas de un consejero. Exige cuerpo y alma. Atentos.

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