Opinión | Tribuna
¿Qué hacía Lamine Yamal con Ibai?
Bojan y Ansu Fati también iban a comerse el mundo con 17 años... La humildad no viene mal
Bojan Krkić Pérez fue un jugador del Barça del que nadie dudaba iba a ser lo más grande. Tres han sido los jugadores que han marcado en liga su primer gol con 17 años. Uno fue Bojan. También lo fueron Ansu Fati y, naturalmente, Lamine Yamal. Los comentaristas deportivos aseguraban sobre los primeros que iban a ser dioses de la pelota. El problema era durante cuánto tiempo. Porque para una gran estrella no se trata solo de fútbol. Es una cuestión global, que al ser personal es difícil de predecir.
De entrada, un chaval de 17 años no es nada aunque digan que es el mejor jugador del mundo. Si ya es difícil la construcción de una persona sin más, cuando quienes te rodean te sitúan en un pedestal, ese desarrollo personal se convierte en una tarea delicada.
Recuerdo las flores y glosas sobre aquel joven Bojan. Comenzaron a correr los rumores de que tanto elogio iba a acabar subiéndosele a la cabeza. De hecho, sufría profundas depresiones de las que nadie era conocedor. Me hablaron de su madre, a la que no conozco de nada, María Luisa Pérez, pero de la que me contaron que intentaba explicar a su retoño con palabras sencillas el valor de la humildad. Por ello, le recomendó que cuando entrara o saliera de un espacio rodeado de aficionados no llevara los cascos con música. «Es de mala educación. Han ido a saludarte a ti y hay que estar por ellos».
La formación de una estrella de fútbol tiene que construirse con cimientos sólidos. Ese es el problema que gravita y gravitará sobre la cabeza de Lamine Yamal si no ponen remedio. Y no se trata de que su padre sea algo cabeza loca o que su madre haya decidido poner precio a cenar con ella en un gran evento en Londres. ¡Ya ven! La responsabilidad es de la escuela de fútbol donde se ha formado, La Masia en este caso, y del club que debe saber transmitirle valores al jugador, que son los que le soportarán como individuo cuando pase por malas épocas, que siempre llegan.
La derrota del sábado ante el Real Madrid no fue lo peor. Lo temible es la indisposición de Lamine Yamal por estar al máximo de sus condiciones físicas y mentales en un partido donde se jugaba la solvencia de su equipo y también la suya. Las famosas declaraciones del jugador en el espectáculo de Ibai Llanos estuvieron fueran de lugar. ¿Quién del club le permitió asistir unos días antes del Clásico? ¿Se imaginan a Messi o a Ronaldo fuera de una concentración antes de un gran partido? Imposible. El nombre ya lo indica. Se trata de concentrarse de cara a un partido y no ser mariposilla al albur de las circunstancias externas.
Dicen que es un problema generacional. Que lo de Lamine Yamal responde a una generación. Lo dudo. Ir a un programa juguetón como el de Ibai Llanos fue un error. De hecho, Lamine Yamal no dijo directamente lo que el impulsivo de Dani Carvajal puso con gestos en boca del azulgrana. Fue un símil entre Los Porcinos, el equipo de Ibai en la llamada Kings League, y el Real Madrid. Y Lamine Yamal solo tuvo que asentir a lo que el comunicador decía. Bingo para el youtuber. Desastre para el futuro mejor jugador del mundo, que puede quedarse en nada. Como otros.
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