Unidad. Quizás sea esa la clave de la mayordomía de Lágrimas. Desde que se entra a formar parte de esta sección, se sabe que entra en un grupo que se apoya y se trabaja hombro con hombro con el de al lado. Todos son uno y no hay diferencias. Eso sí, se exige la excelencia. El gusto por las cosas bien hechas. El esfuerzo es y debe ser constante. El resultado se ve en la calle.

Lágrimas no tiene una salida sencilla. Es mucha la gente que se acerca a la iglesia de San Juan a verla. La estrechez de la calle Calderón de la Barca obliga al trono a ser muy precisos en la maniobra, dificultada por una pelotera de gente frente al trono que se mueve entre tropezones y empujones, sin querer dejar de mirar a la Virgen.

Todo se consigue trabajando como un único cuerpo. Las órdenes son precisas y los movimientos, justos. Incluso la Banda Municipal de Arahal, que lleva años acompañando al trono, se ha convertido en una parte más de este engranaje cofrade.

Pero si el trono es parte clave de esta mayordomía, no lo son menos los nazarenos. Maltratados en muchas cofradías, en los que se contemplan como un elemento necesario de la procesión, pero no con la importancia que se le debe, Lágrimas ha sabido cuidar su puesta en la calle. Largas filas de nazarenos, en filas apretadas y formadas, con las secciones bien definidas y con un comportamiento adecuado, es un gusto ver pasar el cortejo. Aquí no son un elemento molesto, sino parte de un conjunto. Una parte de esa unidad.

Este año el nuevo recorrido oficial obliga a esta cofradía a entrar en la tribuna al poco de salir. Apenas hay tiempo de disfrutarla en la calle, hay que esperar a que salga. Eso, y el interés por seguir puliendo la procesión, ha llevado a la sección a poner énfasis en la erradicación de los 'cangrejos', especie cofrade invasiva que se cebaba especialmente con este cortejo. Ha sido inflexible este año y en la calle Cisneros no había prácticamente nadie delante del trono. Un logro.

Eso le permitió realizar un paso especialmente brillante por la calle Cisneros. La curva de entrada desde Fernán González y la calle Cisneros se hizo con la marcha 'Triana tu esperanza' . Sin campaña. Solo con las órdenes de Manolo Galindo, capataz histórico de este trono. Su voz era escuchada y los pasos de los hombres de trono ejecutaban. "Medio pasito a la derecha", "medio pasito sin moverse del sitio". Aplausos. El trono encara la calle Cisneros. El sol brilla con fuerza y el trono de la Virgen de Lagrimas devuelve el fulgor. La Virgen luce guapísima bajo el sol. Las piñas cónicas, con flores rosas y blancas, apuntan al cielo. Es Domingo de Ramos y Lágrimas está en la calle.