Sillas mal numeradas, movidas y con escaso control en la entrada. Los abonados de la Alameda se han encontrado con muchos problemas para acceder a sus asientos. Así, mientras que en la calle Larios la organización estaba mucho más controlada, con acceso restringidos y presencia policial, en la Alameda no han sido pocas las voces que se han levantado por los numerosos problemas para acoplar a los abonados.

Uno de los primeros problemas ha surgido con el montaje de las tribunas. El retraso de dos horas en el cierre del tráfico en el eje de la plaza de la Marina y de la Alameda ha retrasado la entrada de los operarios para montar las últimas tribunas, en especial en Molina Lario, donde estaban más retrasados. Así, a las 13.00 horas todavía se le estaban dando los últimos toques a la tribuna oficial de la plaza de la Constitución, apenas 45 minutos antes de la entrada de la cruz guía de la Pollinica. Es más, con esta cofradía procesionando por la calle Larios, todavía seguía el montaje en Molina Lario. Pero eso no fue todo. A las tres de la tarde, con la Pollinica pasando y Humildad y Paciencia apretando, todavía se seguían ajustando piezas en la tribuna de Molina Lario.

Esta premura en el tiempo, unido a la novedad que supone el nuevo recorrido, se ha dejado notar en la Alameda Principal. Allí han desaparecido las habituales tribunas y se han sustituido por sillas a ras del suelo. El problema es que muchas no estaban etiquetadas o lo estaban desordenadas. Eso ha ocasionado un completo caos entre los abonados, muchos de los cuales optaron por sentarse donde pudieron.

Todo se agravó cuando gente del público sin abonos entraba para sentarse en las sillas y por la completa falta de vallas, lo que dejaba a la Alameda sin ningún tipo de filtro. La falta de control de acceso y de presencia policial derivó en un importante caos en muchos puntos. Las cosas se fueron calmando poco a poco, según pasaban cofradías y la gente buscaba un sitio como podía, aunque sin apenas control.

En el lado positivo, está la nueva rampa de la Catedral, que permitió agilizar la entrada y salida de las cofradías al templo, ampliando además la variedad de los escenarios disponibles. La organización de la calle Larios y la plaza de la Constitución fue impecable y con la reorganización de las sillas los pasillos son más amplios, se permite un paso más cómodo y las vallas permiten que las procesiones discurran bien organizadas y sin problemas.

Al comienzo del Domingo de Ramos hubo, no obstante, algunos problemas con la fuente de los Genoveses, una de las piezas patrimoniales más importantes de la ciudad y que ha sido restaurada recientemente. Sin embargo, la falta de vallado hizo que mucha gente se subiera a la fuente para ver la entrada de los tronos en la plaza de la Constitución. Eso obligó a la Agrupación de Cofradías a vallar la fuente para vedar su acceso.