­La del Resucitado es, tradicionalmente, una procesión huérfana de público. Muchos malagueños dan por finalizada la Semana Santa con el apagado de las luces mientras pasan los Servitas, así que el sábado de reflexión concluyen que el Domingo de Resurrección hay que pasarlo en la playa o, cuando menos, lejos del Centro.

Desde el punto de vista teológico puede parecer decepcionante, porque la razón de ser de la Semana Santa, el fundamento de la fe del que habla San Pablo, está representado en esta procesión a la que la religiosidad popular no parece prestarle mucha atención.

Y eso que la Agrupación de Cofradías le pone ganas y cariño y todo sale puntual e impecable, a las 10 de la mañana, de la antigua iglesia hospital de San Julián, con su portada adornada por sendas columnas de flores, presidida por un San Julián de piedra que, si se fijan bien, luce una expresión excesivamente adusta para un Domingo de Resurrección.

«La procesión de los guiris»

Escaso público pues en la salida y luego a lo largo del recorrido, aunque en proporción, en la salida hubo mucho extranjeros. En los minutos previos se oía hablar en inglés, francés y alemán. «Esta es la procesión de los guiris», comentaba un joven hombre de trono mientras apuraba un cigarro. «Mira, ya que estamos aquí vamos a ver todas las cofradías», señalaba una visitante, esta vez española.

Se abre la doble puerta de San Julián y tras la Cruz guía y la Banda del Real Cuerpo de Bomberos salen en órden penitentes de todas las hermandades. También los hermanos mayores, entre abrazos, sonrisas y caras de alivio porque ha concluido una Semana Santa más.

Una nube de incienso envuelve a las 10.15 la portada de San Julián mientras comienza a salir del interior el trono del Santísimo Cristo Resucitado en una maniobra complicada pero que los hombres de trono resuelven sin problemas. Suena el himno de España, interpretado por la Banda de Cornetas y tambores del Carmen, que luego continúa con la célebre marcha Cristo del Amor, al tiempo que el trono, con la ayuda de un providencial zaguán en el bloque de enfrente, puede maniobrar y tras doblar, encara ya la calle Muro de San Julián entre aplausos.

Media hora más tarde es el turno del trono de María Santísima de los Cielos, que casi roza el suelo, con gran pericia por parte de los hombres de trono, para hacer posible que el palio pueda salir sin problemas por la portada. La Banda de música de La Paz intrepreta, tras el himno de España, la marcha dedicada a la titular de la Agrupación de Cofradías.

Acompañando a su hijo, que toca en esta banda, se encuentra Pedro Torres, que explica que buena parte de las personas que acompañan al trono son los padres de los músicos. Pedro confía en que la cosa se anime un poco, respecto a la asistencia, cuando la procesión llegue a la Alameda. En su opinión, el público podría aumentar si en lugar de a las 10, la procesión saliera «a las 12 de la mañana y de la Catedral, porque a esta hora (las 11) no nay nadie en la calle. Eso sí que sería bonito».

Cristo ha resucitado, es el mensaje primordial de la Semana Santa de Málaga pero a la vista de esta preciosa pero poco concurrida procesión, parece un secreto... y no a voces.

Con el Resucitado se cierra una Semana Santa marcada por la avalancha del Lunes Santo y el escaso ojo clínico a la hora de elegir la terna de posibles liberados por El Rico, lo que ha roto con una tradición mantenida desde 1759. La impericia hizo Historia.