La procesión del Santísimo Cristo Resucitado y María Santísima Reina de los Cielos, titulares de la Agrupación de Cofradías, ha contado este año con un público mucho más numeroso que en otros domingos de Resurrección.

Ha podido notarse sobre todo a la salida, con una calle Nosquera con centenares de personas, nada que ver con el desangelado aspecto de otros años.

Quizás ha tenido que ver el tiempo, nublado y algo fresco, que no invita a pasar el domingo al sol que más calienta. Pero muchos malagueños asistieron para no perderse el nuevo trono del Cristo, una obra de una treintena de artistas y artesanos en su mayoría malagueños, con el diseño de Fernando Prini y el discurso iconográfico del catedrático de Historia del Arte de la UMA y colaborador de La Opinión, Juan Antonio Sánchez López.

Con puntualidad británica, a las 10 en punto se abrieron las puertas de San Julián, con la procesión multicolor encabezada por la Banda de Cornetas y Tambores del Real Cuerpo de Bomberos.

La espera, por cierto, sirvió para que algunos malagueños hicieran un repaso a la Semana Santa 2019, la del nuevo itinerario. Estas fueron algunas de las frases captadas al vuelo en calle Nosquera: «El día de la Legión no dejaban pasar a los chiquillos», «entre las tribunas, los cacharros y los kioscos no se veía nada», «¿la Semana Santa es solo para los que tienen sillas?», «como ha habido protestas algo cambiarán»...

Un turista japonés, ajeno a la polémica, mataba el tiempo fotografiando los geranios que atiborraban un balcón.

Pasaron los representantes de todas las cofradías, el bosque de capirotes, estandartes y bastones de mando que portaban los hermanos mayores y a las 10.20 salió por fin el Resucitado, la imagen tallada por José Capuz en 1946, en esta ocasión en el trono de estreno, que se aparta del Barroco predominante en la Semana Santa de Málaga para reivindicar el Renacimiento tardío.

Desde 2016 han trabajado en el trono un grupo de artistas, artesanos y técnicos, entre ellos Francisco López Torrejón, en la carpintería; Manuel Toledano en la talla; Antonio Moreno y Manuel Rodríguez en el dorado; Francisco Naranjo en la policromía; Juan Vega en la imaginería; Miguel Ángel Martín a cargo de la orfebrería y Antonio Cabra de las estructuras.

Líneas rectas y ornamentación geométrica, cuatro arbotantes de cuatro tulipas y en la iconografía, doce capillas que representan a los santos Juan Bautista, Pedro, Pablo, Agustín, Bernardo, Benito, Francisco de Asís, Domingo de Guzmán, Buenaventura, Tomás de Aquino, Ignacio de Loyola y Julián, en homenaje este último al origen benéfico del Hospital de la Caridad de San Julián, sede actual de la Agrupación.

Una esmerada lección teológica que al turista japonés, posiblemente no le dio tiempo a captar, tan concentrado que andaba en captar todo con su cámara de fotos (el bosque de capirotes dejó paso, en esos momentos, a un bosque de teléfonos móviles). Le siguió la formación musical de Nuestra Señora del Carmen.

Pero ha habido este Domingo de Resurrección más estrenos: cinco campanillas, un bastón corto para el jefe de procesión, tres juegos de navetas (donde se guarda el incienso) y canastillas para los monaguillos, varias decenas de túnicas para los portadores y para María Santísima Reina de los Cielos, un cetro de orfebrería, regalo de la Agrupación por cumplirse en 2018 25 años de su bendición. La Virgen salió de San Julián con la tradicional Marcha Real, interpretada por la Banda de Música de la Paz. Terminó la Semana Santa con más novedades de los últimos lustros.