La frase "Mena sale" se convirtió en una coletilla hace unos años, cuando la Congregación salió en procesión pese a la amenaza de lluvia. En aquella ocasión le salió bien la jugada y se instaló esa frase casi como en un mantra. Este Jueves Santo se ha aplicado sin ambajes. Pese a que la lluvia arreciaba en el momento de la salida y con el Cristo de la Buena Muerte en la calle. No hubo duda: "Es una nube". La procesión siguió. La lluvia escampó para volver a arreciar cuando la Virgen de la Soledad estaba ya junto a la basílica de la Esperanza. Mena sigue. La gente aplaudiendo. Sin moverse. La lluvia volvió a parar. La calle Cisneros y Especería estaba de bote en bote. La gente estaba ocupando sitio desde las dos de la tarde. Sillitas, mesitas, bocadillos, abrigos y paraguas. La Congregación de Mena entró en la calle Cisneros y nadie le quitaba ojo al cortejo. Los gastadores de la Legión haciendo maniobras con los fusiles. Los aplausos se hacen más fuertes. Se abre un paraguas. Luego otro. Y otro. Y otro. La calle se convierte en un mar de paraguas multicolor. Mena sigue inmutable. El Cristo de la Buena Muerte avanza sin dudas, ni titubeos. Arrecia la lluvia. Los estandartes se cubren con plásticos y en el crucificado brillan las gotas de agua con la luz de las farolas. La Compañía de Honores del Grupo Ligero Acorazado 'Reyes Católicos' se pone firme. La Banda empieza a tocar unas notas muy reconocibles. Es el 'Novio de la Muerte'. El gran momento que muchos esperaban. El trono del Cristo sigue avanzando elegante, sobrio. La canción legionaria suena con fuerza. La lluvia sigue cayendo. Mena sigue avanzando. Entre en la plaza de la Constitución. El manto de la Virgen de la Soledad Coronada ha sido cubierto por un plástico. Los hombres de trono de la Buena Muerte avanzan a paso corto, con mecida, recreándose. La lluvia sigue apretando. Se vuelve a repetir el 'Novio de la Muerte'. Los aplausos le ganan la batalla a la lluvia. Mena sigue. Nadie se mueve. Llega el cortejo de la Virgen de la Soledad. A mitad de Especería ha dejado ya de llover. Alivio. Se le retiran los plásticos. Sin embargo, el agua caída ha hecho mella en la Congregación. Se plantea recortar el recorrido y no realizar el itinerario oficial completo, acortando por Atarazanas para volver a la casa hermandad. Esperanza está expectante, ya que está pendiente de salir y eso complicaría su recorrido. La procesión avanza. Los paraguas se van guardando. No queda ni uno. La lluvia sólo es un recuerdo en charcos y túnicas mojadas (de terciopelo). La Congregación recupera la sangre fría. El cielo está despejado y se ve la luna. Se puede hacer el recorrido oficial completo y eso facilitaría la salida de la Esperanza. Mena sigue.

Fueron muchos los momentos de tensión que se vivieron en el primer tramo de la procesión, pero también de homenajes y recuerdos. La salida del trono del Cristo de la Buena Muerte se dedicó a los fallecidos de la Congregación, entre ellos la madre del hermano mayor, Antonio de la Morena. Fueron unos toques de campana emotivos, como los de la Virgen de la Soledad, en el momento de la despedida de uno de los mayordomos y cuya hija le dedicó unas palabras muy bonitas de despedida. Quizás esa fue la ayuda que necesitó la Congregación para seguir adelante. El 'Novio de la Muerte' sonó por primera vez para acompañar la salida del trono del Cristo. La Virgen de la Soledad lo hizo con la 'Salve Marinera', cantada por los hombres de trono mientras se salía del salón de tronos.

La Congregación de Mena tiene un tesoro en la vinculación con la Legión, pero también una rémora, que no es achacable ni a uno ni a otros. Simplemente porque la belleza de su puesta en escena, la elegancia de sus nazarenos, la sección de hachetas, los estandartes y los tronos que tienen, con el de la Soledad Coronada brillando como nunca cuando se acabó la lluvia, pasa a veces desapercibida por el paso de la Legión. Quizá falta enseñar a los malagueños que miren más allá, porque además de disfrutar de la presencia de la Legión, van a descubrir una cofradía plagada de detalles.