Minutos antes de las siete de la tarde, comenzaban a salir desde la ermita de calle Martínez Maldonado nazarenos con túnica de terciopelo morado. El sol llenaba los rincones de calle Mármoles donde numerosos vecinos colocaban sillas para esperar el paso de los sagrados titulares. El cortejo avanzaba lentamente y a eso de las 19.00 horas los hombres de trono del Santísimo Cristo de los Milagros levantaron el trono para retirar los patines. Fue en el momento en el que el Señor asomó por la puerta de la casa de hermandad que lucía totalmente engalanada con reposteros burdeos, cuando una nube cubrió el cielo dejando caer algunas gotas mientras la Banda de Cornetas y Tambores del Carmen del Perchel interpretaba la marcha real. Sin embargo, los hermanos de Zamarrilla sabían que la tarde iría a mejor y decidieron seguir adelante mientras algunas gotas recorrían la policromía del Señor.

El público se agolpaba en las calles. Algunas lágrimas caían de los ojos de los que sufrían por sus titulares. Otros en cambio abrían los paraguas, lo que provocó cierto malestar entre los allí presentes que lo tomaban como una falta de respeto a las imágenes. A pesar de todo, el cortejo continuó avanzando y el trono se fue alejando poco a poco hacía el puente de la Aurora.

Tras unos minutos de pausa para esquivar las gotas, los nazarenos rojos iniciaron su caminar tras los pasos del Señor de los Milagros. La Virgen esperaba en el salón de tronos con una candelería totalmente encendida. Nardos, rosas, rosas pitimini, freshias, lisiantum y hypericum formaban este año el cuidadísimo exorno floral de la Virgen, que durante muchos años estuvo compuesto por rosas rojas, elemento más característico de la Hermandad.

Para esta ocasión, el vestidor de la imagen, Alejandro Guerrero, quiso recrear una antigua estampa de la Virgen de la Amargura ataviándola con tules blancos para formar un rostrillo y un pecherin sencillo decorado únicamente por el puñal con la rosa y un broche de perlas blancas, y volviendo a lucir la corona antigua de grandes dimensiones y no la de coronación.

Del mismo modo que el Señor, la Virgen salió de la Casa Hermandad con el himno nacional que la Banda de música de Zamarrilla enlazó con la marcha 'Tras de ti, Amargura'. Pero los momentos mas emotivos se vivieron ya entrados en calle Mármoles cuando el público cantó con los hombres de trono el himno de la Virgen de la Amargura: 'Rosa del Jueves Santo'. Cientos de personas aplaudían y desde los balcones lanzaban claveles al paso de la Virgen.

Durante toda calle mármoles, la procesión discurría con normalidad bajo un enorme aguacero que hacía que la hermandad fuese recibida por el público entre vivas y aplausos.

Una vuelta inesperada

Los hermanos de Zamarrilla salieron a la calle con la esperanza de que la lluvia diera una tregua y los dejará realizar su estación de penitencia con normalidad a pesar de haberse mojado en las primeras calles. Sin embargo, el tiempo no mejoró y la lluvia continuo presente durante su discurrir por el recorrido oficial.

Ante la incesante lluvia, la cofradía decidió recortar recorrido y volver a casa por el camino más corto. Tras coordinarse con el resto de hermandades para no entorpecer su recorrido, decidieron abandonar el recorrido oficial por el mercado de Atarazanas recorriendo plaza de Arriola, pasillo de Santa Isabel, puente de la Aurora y Mármoles hasta llegar a su casa de hermandad.

La vuelta se realizó a un paso ligero con los enseres de más valor cubiertos con plásticos así como la imagen del Cristo de los Milagros y el manto de la Amargura Coronada. Sin embargo, ya en el pasillo de Santa Isabel dos hombres de trono subieron al trono para retirarle los plásticos al Cristo de los Milagros, momento en el que el público estalló en aplausos. A partir de ese momento, la hermandad retiró los plásticos del resto de enseres y decidió aprovechar las últimas calles de su recorrido a un ritmo pausado, recreándose con la interpretación de numerosas marchas como 'Caridad del Guadalquivir' tras la Virgen.