Toda Marbella es el Barrio Alto la noche del Lunes Santo. La ciudad mira hacia el norte del casco antiguo, porque sabe que sale en procesión la Hermandad del Santo Cristo de la Vera Cruz, Santo Cristo Atado a la Columna y María Santísima Virgen Blanca.

La sección de tambores de Algatocín abrió un cortejo que formaban 500 integrantes, entre hombres de trono, mantillas y lo que en la hermandad llaman cariñosamente «la guardería», niños y niñas que garantizan el futuro de la tradición. La cofradía salía un año más puntual, al filo de las ocho y media de la tarde, de la ermita del Santo Cristo, engalanada para la ocasión, al pie de la plaza que recibe el nombre de la sagrada advocación.

Fueron días tensos los que antecedieron a la Semana Santa en la ciudad. El cielo no acababa de abrir y las lluvias seguían amenazando el devenir de los desfiles procesionales. Pero las inclemencias meteorológicas remitieron con la llegada del Domingo de Ramos y para la salida del lunes ya no era una preocupación.

La Banda de Música Unión Musical Vera-Cruz de Estepona acompañó a María Santísima Virgen Blanca, y ésta, sobre un manto de rosas, lució un broche y un puñal, novedad significativa, y despertó fuertes emociones al salir del templo, entre el público que la esperaba en una plaza abarrotada. La Virgen salió en un trono relativamente reciente -data del 2003-obra del escultor y tallista de San Fernando Juan Carlos García Díaz, autor también del conjunto del Cristo Atado a la Columna, que esta vez salió solo, sin romano ni sayón, asomando sobre un manto de claveles rojos. Y con el Señor del Barrio Alto, los acordes de la Agrupación Musical La Pollinica.

Desde 2015, la hermandad cuenta también con la advocación de Santo Cristo de la Vera Cruz, una imagen tallada por el artista local Juan Carlos García. Sin embargo, aún no ha podido procesionar, como es el deseo de los hermanos de la Columna ya que aún falta el visto bueno de la autoridad eclesiástica que en el Barrio Alto esperan que no tarde en llegar.

Así pues, seguían siendo dos los tronos y dos los sagrados titulares de la hermandad los que recorrieron las calles de la ciudad, trazando un itinerario que tiene notables singularidades respecto a lo acostumbrado en Marbella, dada la particular ubicación de la ermita del Santo Cristo. La procesión no pasa por avenidas ni calles amplias, ni puede ser contemplada desde cómodas tribunas. Ni Nabeul, ni Ramón y Cajal, ni Ricardo Soriano... Esta es la procesión del Barrio Alto, de Leganitos, de la calle San Francisco...

Penitencia

Aún así, el desfile tiene cada año su estación de penitencia en la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, uno de los referentes principales de la Semana Santa marbellí.

Para llegar hasta allí, la procesión bajó por la icónica calle Virgen de Los Dolores, una postal recurrente de la ciudad. Otro de los puntos más esperados fue el descenso por la calle Aduar, una de esas vías largas y estrechas, llenas de encanto, que conectan el norte y el sur del casco antiguo de Marbella.

Antes, aún en la calle Ancha, una sobrecogedora saeta acompañó el paso del Cristo, que se detuvo para el momento.

Una nota especialmente emotiva fue la primera levantada del trono de la Virgen que la hicieron los padres de Raúl, un hermano fallecido el último año.