Miles de personas se han agolpado en la plaza de Fray Alonso de Santo Tomás para ver la salida de Dolores del Puente, una hermandad excelente en su diferencia con el resto de las del Lunes Santo, una corporación que hace del silencio y el recogimiento dos de sus sellos característicos. En la primera parte de su recorrido, callejea por el corazón del Perchel para dejar esa impronta en su barrio y, aunque hay poca gente a esa hora en esas pequeñas arterias urbanas, el negro de las túnicas y la contención dan testimonio de su mensaje de fe.

En el frente de procesión, acompañando a la cruz guía, la Banda de Cornetas y Tambores Flor entre Espinos, de la localidad granadina de Loja, que nada más iniciar su andadura en la tarde del Lunes Santo ha interpretado las marchas Cristo del Perdón y Cristo del Amor, para deleite de los devotos que, junto a Santo Domingo, esperaban el inicio de la procesión. Luego, por calle Zurradores y en las inmediaciones de la plaza de la Imagen, silencio, para no solaparse con otras bandas. Ya cerca estaban Álvaro de Bazán, Mármoles y el Puente de la Aurora.

Con 850 nazarenos y portadores, es una hermandad que ha puesto hoy sobre la calle a un importante capital humano. Mientras algunas cofradías buscan hombres de trono y penitentes, Dolores del Puente, con su silencio e impronta estética devocional en las calles ya los trae sin tener que tratar de hallarlos. La llamada de la contención.

Este año, la hermandad de Santo Domingo estrena la gloria del palio de la Virgen de los Dolores, ejecutada por orfebrería Sanlúcar y ha recuperado una marcha para el Cristo del Perdón, de José María Solo de Zaldívar.

El Perchel es único para procesionar y la hermandad demuestra su pertenencia a este barrio con este recorrido más íntimo a la ida, en un diálogo casi inaudible de fe y devoción para con sus vecinos.

El trono del Señor del Perdón lo muestra casi agonizante con Dimas y Gestas, en el momento del diálogo sacro, el Buen Ladrón llamando a las puertas de la Misericordia. El trono avanza con timbales, reforzando su imagen de rigor y contención, pero en estas calles Percheleras, que antes trazaba de madrugada y que ahora describe en la tarde por el recorrido nuevo, alcanza el culmen de la elegancia nazarena hecha sólo de silencio y oración. Magnífico el exorno floral, donde predominan los malvas y el morado. En Zurradores, la Banda de Música Maestro Eloy García ha interpretado Nazareno del Paso, en una cruceta casi fúnebre. Luego, para entrar en la Plaza de la Imagen, Jesús de las Penas. Entre marcha y marcha, sólo la voz de los capataces se escucha en el Perchel.

Al poco, avanzaban las filas de nazarenos de la Virgen de los Dolores, en un trono de inspiración antequerana y con silencio, como todo el desfile de principio a fin. Poca gente, la justa, para seguir a la dolorosa en su camino del Lunes Santo por las calles del Perchel, pero muchas promesas, lo que demuestra el potencial devocional de la imagen, que pasa los días en una pequeña capilla callejera junto al Guadalmedina.

Para entrar a Zurradores, la Banda de Música de la Esperanza ha interpretado Reina de San Román, en una curva difícil y con poca distancia para maniobrar, pero cumbre estética sin duda. Para entrar en la Plaza de la Imagen, Estrella del Perchel, clásica entre las clásicas, en otra curva preciosa coronada con los tímidos rayos de sol de la tarde que se apaga.