La Semana Santa cumplió una estación más con la procesión de una de sus hermandades señeras, la de Nuestro Padre Jesús Cautivo, María Santísima de la Encarnación, Santa Marta, San Lázaro y María, bien conocida por su estrecho vínculo con el mundo de la hostelería desde su fundación en 1963 y, más recientemente, por ser pionera en sacar un trono exclusivamente portado por mujeres, otra faceta singular.

Eran las nueve de la noche, la hora fijada para la salida del desfile procesional del Cautivo, el primero de cuantos partirán a lo largo de esta semana de la plaza de la Iglesia de Nuestra Señora de La Encarnación. El Domingo de Ramos La Pollinica partió de su casa hermandad en la capilla de San Juan de Dios, mientras que el Lunes Santo, La Columna lo hizo de su templo del Santo Cristo.

La de Santa Marta es una procesión llena de contrastes. Con ella, la Semana de Pasión llega a espacios abiertos del casco urbano, donde los espectadores pueden presenciarla con mayor comodidad.

Tres tronos, con sus respectivos acompañamientos musicales y alrededor de 180 nazarenos, entre otros protagonistas del desfile, se adentraron en las calles de Marbella, mostrando algunas novedades que la hermandad había preparado a lo largo del año. Es el caso de la nueva túnica blanca de San Lázaro, con ribetes y botonadura en verde, o el estreno de la copa y el isopo de Santa Marta. El trono del Cautivo iba acompañado musicalmente por la Banda de Cornetas y Tambores Dolores Coronados de Álora.

Además, la cantaora Ana De Caro dedicó sendas saetas, primero a El Cautivo, que abrió el desfile y, luego, al tercer trono en efectuar su salida del templo, precisamente la advocación que le da su nombre, Nuestra Señora de la Encarnación.

Por su parte, la Asociación Musical de Olvera acompañaba a Nuestra Señora de la Encarnación y, en última instancia, repitió con esta cofradía la Agrupación Musical de La Pollinica, con el grupo de los hermanos de Betania, portado por medio centenar de mujeres y la sección de la Orden Militar Hospitalaria de San Lázaro de Jerusalén, entre exclamaciones de «¡Viva Santa Marta!» y «¡Vivan las mujeres de trono!»

La procesión se reservaba para el final otro de sus atractivos. Como todos los años, la hermandad reparte las tradicionales tortas entre los asistentes el encierro en la plaza de la Iglesia de Nuestra Señora de La Encarnación. En este caso fueron 50 kilos, degustados con agrado por quienes no se habían detenido a tomar bocado en alguno de los establecimientos del centro, o habían dejado hueco para la ocasión.

No es de extrañar que la hermandad de los hosteleros cierre su Martes Santo con un ágape, modesto, pero generoso, al final de la velada. Salió en procesión por vez primera en 1964 y el que fuera director del emblemático hotel Los Monteros, Agustín Picazo, fue su primer hermano mayor.

Desde entonces, guarda un vínculo claro con las personas que dedican su vida a albergar y dar de comer y beber a miles de turistas cada año.

La hermandad lleva dos años recaudando dinero para financiar el nuevo trono del grupo de los hermanos de Betania, confeccionado en el taller del artista de San Fernando Juan Carlos García.