(Cuevas de San Marcos) Se llamaba Corazón el perro que tenía en una pequeña casita de campo cerca del pueblo en donde vivía. Era de raza "caniche", muy pequeñito y muy peludo con largos rizos. Lo apreciaba mucho porque lo había criado mi padre y, una vez que falleció, tras una larga enfermedad, yo lo cuidaba como "algo de mi vida". Sí, todos los días iba a verle y él me esperaba con ganas de juego, siempre muy alegre.

En fin, lo que ocurrió es que€ una vez no oía sus ladridos y me extrañé mucho. Cuando ya me lo encontré estaba inmóvil, y de él se desprendía un chorro de sangre. ¡Qué duro!

Un amigo quiso animarme. Me propuso escribirlo para un concurso de navidad.

- "No sé"... Él era insustituible y un relato no lo puede sustituir; algo igual pasa con un amigo.

(Los valores verdaderos o los de la navidad, esos, o los sientes o no; no se pueden contar.)