El profesor de la UMA Juan Antonio Sánchez López, doctor en Historia del Arte, ha elegido para el Miércoles Santo una talla, más que por su calidad artística, por su innegable valor histórico.

Se trata de una obra anónima de la Málaga del siglo XVIII que muestra la bandeja con la cabeza degollada de San Juan Bautista, y que cada año procesiona en el trono de Nuestro Padre Jesús El Rico, a los pies de la imagen.

Otra particularidad de la talla es que, aunque procesiona con El Rico, no pertenece a la veterana cofradía, sino que se trata de una cesión de unos días del Museo de Málaga, a cuyos fondos pertenece la obra.

La presencia de la cabeza de San Juan Bautista a los pies de El Rico guarda estrecha relación con una de las dos plazas principales de Málaga. Como recuerda Juan Antonio Sánchez López, «en Málaga sí está muy diferenciado el espacio del poder civil -la plaza laica- con la plaza sagrada». Por eso, señala, se va forjando en la Málaga cristiana, por un lado la plaza con la Catedral y el palacio episcopal, y por otro, la plaza de las Cuatro Calles, hoy de la Constitución, «con las Casas Consistoriales, la cárcel, la picota y la fuente pública».

Precisamente en la plaza laica, a raíz de la instalación de la cárcel en un antiguo baño árabe cedido por los Reyes Católicos a la ciudad, en 1500 se funda la Real Hermandad de San Juan el Degollado, que tiene como objetivo atender a los más pobres de la cárcel. «La hermandad se funda con clara intención asistencial: personas piadosas que quisieran colaborar daban un desembolso para procurarles vestidos, sustento, incluso enterramiento si no tenían medios», aclara el experto.

Esta hermandad, que el profesor de la Universidad de Málaga recuerda que fue rescatada del olvido por los jesuitas a finales del siglo XVI, contaba con su propia capilla dentro de la cárcel.

Y San Juan Bautista, a quien Herodes manda encarcelar y fue degollado en la cárcel, «es el prototipo de preso, por eso es el titular de la hermandad», señala. Juan Antonio Sánchez López cree que, con anterioridad a esta obra, que data de finales del siglo XVIII, habría una imagen anterior o un cuadro.

Con la desamortización y exclaustración, la hermandad, que tenía una sala de juntas en la iglesia de San Juan, aunque se reunía más en el colegio de los jesuitas de la calle Compañía, empezó a languidecer. En los últimos tiempos, cuenta el profesor, llegó a establecerse en la iglesia de Santiago, «donde estaba El Rico». La hermandad desapareció, la imagen pasó a los fondos del Museo de Málaga y por esa doble relación -la parroquia de Santiago y el haber sido la imagen de la desaparecida hermandad de la cárcel-, El Rico la solicita todos los años para poder procesionarla en el trono.

En concreto, el profesor detalla que la primera referencia en la prensa es del 5 de diciembre de 1927 en la revista Vida Gráfica, cuando el director de la Prisión Provincial, Mariano Nieto Esteban, muestra la cabeza en una bandeja. Hacia 1934, gracias a las gestiones del académico de San Telmo, Salvador González Anaya, la pieza pasó al Museo de Málaga y cada año el hermano mayor la solicitaba para procesionarla delante del Nazareno. La tradición del préstamo se reanudó en 1997.

En cuanto a los valores artísticos, no son muchos. «Más el valor histórico y el encanto de que sea una pieza de época que ha sobrevivido, aunque es interesante el tratamiento decorativo, a través de los bucles de la cabellera», precisa el experto.