El nuevo trono de la Virgen de la Paloma es todo exceso. Supera los cánones habituales de los tronos malagueños. Todo el trono parece pensado para expandirse, ocupar el máximo espacio. El trono de la Esperanza, otro ejemplo por su tamaño, tiene un diseño que tiende a recoger los elementos y centrados. El nuevo trono de la Paloma sigue la concepción estética de la anterior pieza de Pedro Pérez Hidalgo. Gira y se retuerza hacia afuera, en un afán de llegar a todos lados, como en una especie de reflejo de lo que es el vuelo de una paloma, con giros y reviros que se alzan al cielo. Es la desmesura de una cofradía donde nada es sencillo. Todo tiende a más. Y es ahí, en ese exceso, donde encuentra su equilibrio, su razón de ser, su personalidad. No es una cofradía que guste de la austeridad. Su vocación es el barroco en su máxima expresión.

Ese afán por ocupar todo encuentra en su salida uno de sus mejores ejemplos. El tramo de salida desde la plaza de San Francisco hasta la calle Carretería se aprovecha hasta el último centímetro de ancho. Los arbotantes se pliegan y, aún así, los portadores tienen que medir muy bien sus pasos y los capataces sus órdenes para asegurar que el trono de la Virgen pase por el sitio justo. Ni muy a la izquierda ni muy a la derecha. Y luego la curva con las cabezas de varal casi tocando la pared de enfrente.

Una vez en la calle, el nuevo trono ocupaba el ancho de la calle Carretería. Los espectadores no podían bajarse de la acera si no querían ser pisados por los portadores. Las palomas volaban al paso del trono. Algunas de forma errática, otras buscando las alturas o refugiándose en el trono. Los aplausos se repetían, los balcones de Carretería estaban llenos de público y el trono brillaba con los últimos rayos de sol de la tarde del Miércoles Santo. No se podría pedir nada más. O sí. Ya sabemos que no se conforma con lo fácil. Vivas a la Virgen de la Paloma. El imaginero Juan Vega da los toques de campana ya en la calle Carretería y la Banda Municipal Palomares de Trebujena comienza a interpretar 'Madre de los Gitanos Coronada'. Paso corto, gustándose, llenando la calle. La Paloma está en la calle y Málaga se abre para recibirla.

El Señor de la Puente

El estreno del trono y la enorme popularidad de la Virgen de la Paloma dejaron ayer a la advocación cristífera en un segundo plano. En esta imagen el exceso encuentra su contención. Es el único punto donde no existe esa desmesura. Es el contrapunto, incluso de su propio grupo escultórico. Su sobriedad y su gesto de dolor sin llegar a un exceso de expresividad. Es la elegancia que hace bueno aquella máxima que dice: "Menos es más". En su caso, aporta un paso suave, frente al movimiento del trono de la Virgen, 'Mi Cristo Moreno' sonó en el momento en que el Señor se hacía a la calle Carretería, interpretada por la Banda de Cornetas y Tambores del Carmen, y el trono hizo una curva antológica. Siempre con mecida y paso corto.