Túnicas agotadas, listas de espera o encargo de algunas nuevas. Las cofradías han tenido que hacer frente, este año, a una auténtica avalancha de hermanos que han reservado su puesto para salir en procesión. No han hecho falta los llamamientos para llenar huecos en los varales o se han quedado túnicas colgadas en la casa hermandad.

Antonio Jódar, hermano mayor de los Dolores del Puente, señala que este año «las cosas han ido especialmente bien». De hecho, el plazo de tallaje se cerró «con todos los puestos completos, cuando lo habitual es que falten 10 o 15 puestos que se llenan en los días previos a la salida».

El caso de los nazarenos en Dolores del Puente es parecido, aumentando su número respecto a años anteriores: «Llevamos 40 velas más por sección», explicó Jódar, quien apuntó que habitualmente «se suelen quedar las túnicas que tenemos de talla muy grandes y este año hemos tenido que arreglarlas para facilitar que salgan más hermanos».

Jódar apunta a la crisis «que está haciendo mucho daño y mucha gente hace promesas», lo que explica este incremento de la afluencia. Pero también apunta a la lluvia: «Cuando una cofradía no sale un año, la gente se suele volcar al siguiente».

Esta experiencia es prácticamente generalizada en todas las cofradías agrupadas. El hermano mayor de la Esperanza, Manuel Harras, recuerda que han registrado más demanda que otros años entre las filas de nazarenos, que se suma a la lista de espera que tenían de 2011. Sin embargo, no han podido dar soluciones «porque no había existencias de terciopelo verde para hacer más túnicas y tenemos que esperar al año próximo».

Sistema de cuotas. Rafael López Taza, hermano mayor de la Sagrada Cena, reconoce que pensaban que este año iban a tener más problemas para llenar las filas de nazarenos por culpa de la crisis, pero «al final se ha llenado y todo ha ido perfecto». Esta hermandad, además, cambió el sistema de cuotas para facilitar el pago, incrementando un poco el coste de hermano para que incluye la cuota de salida.

La Misericordia también ha tenido que poner una lista de espera para los hombres de trono, mientras que la Crucifixión ha llenado todos los puestos en una semana «cuando lo normal es que se tardara más», afirma su hermano mayor, José Antonio Martín Arrebola.

Las dificultades económicas hace que las personas puedan tener más inquietudes espirituales, más motivos para pedir intercesión divina o para dar las gracias. Es lo que piensa Francisco Calderón, el hermano mayor de las Penas, cofradía que también ha visto superadas esta año sus previsiones y ha visto incrementada la demanda por salir de nazareno. «El resultado ha sido muy positivo», explica Calderón, que recuerda que cuando la hermandad cambió los hábitos por estatutos, «muchos de nuestros hermanos se lo hicieron de propiedad».

Extrañado, cuando menos, se reconoce también el hermano mayor de la Paloma, José Carretín, que no esperaba repartir todas las túnicas. «El año pasado incluso hicimos 30 nuevas, que se han repartido», asegura. Puede que la suspensión de la salida procesional del año pasado, por culpa de la lluvia, «haya hecho que los hermanos tengan más ganas por salir en la procesión». En el Cautivo también se ha producido un aumento de la demanda hasta el punto de que la sección de la Virgen de la Trinidad llevará casi los mismos nazarenos de vela que los de la sección del Señor.

«Estábamos muy temorosos de que los hermanos no se acercaran a la casa hermandad a renovar sus puestos porque no pudieran pagar la cuota de salida y hemos visto que ha pasado todo lo contrario. En ningún caso, nadie se va a quedar sin poder salir por falta de dinero, pero hemos tenido incluso que hacer 20 túnicas nuevas para cubrir la demanda», concluye el hermano mayor de la Salud, Miguel Ángel Vargas.