La Pasión de Alozaina llega a sus 25 años mostrando una visión particular, distinta, diferente de los últimos días de Cristo. Como muchas cosas se inicia casi por casualidad por un grupo de jóvenes que hoy ronda los 40 años. Un día se les contó que en la parroquia de Alozaina se celebraba, cada Viernes Santo a partir de las tres de la tarde, el Sermón de las Siete Palabras, cuando vecinos del pueblo representaban los últimos momentos de Jesús.

Los actores de la época, antes de la Guerra Civil, se basaban en un texto desaparecido y simbolizaban como mataban al Señor con un tiro al aire. Bajaban al crucificado y lo depositaban en una urna, ya que la imagen tenía los brazos articulados. Una vez terminados los oficios, salían en procesión.

En aquellos momentos, Alozaina vivía profundamente el Viernes Santo y tanta gente acudía a la iglesia que muchos se llevaban una silla de casa ya que los bancos no tenían cabida para todos. Los vecinos participan de este acto, uno de los más importantes de la Semana Santa, de luto riguroso y en silencio, recogimiento, respeto…

Esta historia es el punto de partida de este viaje que ha llegado a los 25 años. Corría el año 1987, cuando este grupo de amigos de entre 15 y 16 años iniciaron lo que es hoy es uno de los ejes de la Semana Santa del pueblo.

Los inicios. Comenzaron representando el Calvario dentro de la procesión del Viernes Santo por la mañana, llamada popularmente El Encuentro. En los primeros años se representaban los Juicios con Pilatos, la Imposición de la Cruz y las Humillaciones, el Encuentro con la Madre, con María Magdalena y las Tres Caídas a lo largo de la calles de Alozaina, la gente iba persiguiendo a estos niños. No se había anunciado y era toda una sorpresa ver a aquellos chavales representando la primera Pasión. Las calles del pueblo se convirtieron en la calle de la amargura en aquella mañana, todos seguían las escenas que iban produciéndose y los romanos tenían que ir apartando a la muchedumbre que gritaba a su vez «No le pegues más; no os da lástima».

Para los más mayores aquel primer año fue un revulsivo, se veían lágrimas mejilla abajo, ya que recordaban la representación perdida y rememoraban sus años de juventud. La Pasión era una sorpresa para todo el pueblo. Una primera representación donde absolutamente todo era prestado: La cruz era de un antiguo Cristo, unas túnicas desechadas por la hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno o unos camisones y telas conformaban el vestuario.

Durante algunos años más, La Pasión de Alozaina se desarrolla en plena calle y se van incorporando escenas. Unas se desarrollarán por las calles -como la entrada a Jerusalén, los juicios, el calvario o la crucifixión-, pero se incorporan escenas en el interior de la Casa de la Cultura, como la Última Cena, El Huerto, el Ahorcamiento de Judas y las reflexiones de algunos personajes en voz alta. Los textos indagan en la psicología del personaje ante situaciones límites e intentan empatizar con los mismos.

Una representación que ocupa casi toda la Semana Santa desde el Domingo de Ramos con la entrada a Jerusalén, los Lunes, Martes y Miércoles Santo en la Casa de la Cultura y ya el Viernes Santo a mediodía se producían las escenas de los Juicios, el Calvario y la Crucifixión llegando a ser un gran reclamo para los pueblos de toda la zona. Se le da un carácter cronológico según las escrituras.

La transformación. En 2004, La Pasión de Alozaina hace grandes cambios. El cambio más significativo es aglutinar todas las escenas que se representan a lo largo de la semana en distintos enclaves y se deja de representar por las calles. El nuevo escenario es el antiguo castillo árabe al pie de la iglesia, donde se representa en forma de teatro. Un sitio mágico, con vistas a Sierra Prieta y a la Hoya de Málaga.

Los componentes de la representación han crecido y es imposible contar con el tiempo necesario para seguir con el antiguo proyecto. Además, hay personas que abandonan la representación y otras que comienzan a formar parte de ella con otras inquietudes.

La Pasión se convierte en un teatro con unos decorados donde predomina el negro de la muerte y el rojo de la sangre. Se estrenan vestuario y escenografía; los textos y los personajes van a marcar lo más destacado de esta «nueva representación», basada en el teatro griego y donde la mujer toma un protagonismo mayor. En esta primera puesta en escena todo gira alrededor de un coro de mujeres al más puro estilo griego.

Visiones. La Pasión de Alozaina se basa en que esta historia es conocida por todos y por lo tanto cada año no quieren ofrecer al espectador lo mismo. De ahí el que se transformen decorados, guiones, escenas, personajes y formas de interpretar y enseñar aquellos momentos de la Pasión de Cristo cada año. Es la pasión camaleónica desde que en 2004 se transformase en el concepto teatral actual, jugando mucho con luces de un amplio aspecto cromático, dándole fuerza a cada escena, llegando a transmitir la angustia, la desolación o la tristeza de los personajes. Una representación que siempre ha querido alejarse de los estereotipos y que ha jugado con el simbolismo. Así uno de los decorados se hizo con un fondo de cientos de radiografías. Manos, piernas, cráneos que se iluminaban de rojo en un momento muy impactante.

Sin duda alguna el momento más esperado y el más sobrecogedor es el de la crucifixión, donde el fuego inunda la escena y el profundo aroma a incienso. Colores ocres, rojos y amarillos se hacen patente, mientras los hombres de Pilatos desnudan, atan, clavan y dan muerte al nazareno, ya casi sin fuerzas, entre tambores y llantos de su madre. Una mujer canta una canción a capella. Suena a lo lejos. Una triste canción paraliza los corazones de actores y público en un ambiente íntimo.

Pero La Pasión de Alozaina cuenta con otras muchas escenas de gran belleza y de un importante simbolismo, con un estilo muy personal y directo. Siempre se ofrece al público una nueva representación, donde lo que se busca es que el espectador deje de serlo y se involucre, entienda el dolor, conozca el porqué de las acciones, de las situaciones y sea parte de lo que acontece.

Durante estos 25 años han pasado muchos pecheros -como así se les conoce a los oriundos de Alozaina- por La Pasión de Alozaina. Unos como actores y otros en colaboración de montajes de decorados, realización de vestuarios, ayudantes de dirección… o en la importante misión de recadero. La Pasión de Alozaina aglutina a gente de todas las edades y condiciones, que son las que hacen posible llevar a cada uno de los corazones la historia de Jesús, que ellos muestran cercano, amable, dócil, cariñoso, humano.

La Pasión de Alozaina celebra sus 25 cumpleaños en 2012 con una exposición de fotografías. Pueden verse en todos los comercios del pueblo, unos 45 locales que albergarán 140 fotos desde 1987. Un paseo por todas las etapas de esta representación, la más joven de la provincia.

Personajes históricos y simbólicos con una carga de profundidad. Los personajes son la clave fundamental de esta representación. Por eso siempre han huido de un decorado que distraigan al espectador. Nunca es igual al anterior, que cuenta con un fondo de color negro, donde los personajes son los verdaderos protagonistas del teatro.

Judas, Caifás o Pilatos no son depredadores ante su víctima en Alozaina. En esta versión, los personajes están muy bien cuidados para nunca dar la imagen de buenos y malos, todo lo contrario. Son personas o personajes que tratan de buscar soluciones ante unos acontecimientos muy comprometidos. Judas ve una salvación entregando a Jesús y Pilatos o Caifás dan al Cristo la oportunidad de expresarse.

Alozaina cuenta con algunos personajes no bíblicos que le impregnan a la representación un sentido tierno en algunas ocasiones y en otras muy reflexivo. La Niña, rubia de pelo largo y juguetona muchas veces, acompaña desde la Entrada a Jesusalén a un Jesús que llega a la ciudad para morir en la cruz. Saltos a la comba, mecidas en columpio, canciones, efectos de colores y una túnica de un blanco inmaculado esconden a la verdadera muerte representada por la inocencia.

Un personaje ya clásico en esta representación visitará a Jesús en el Huerto para ofrecerle la vida. Entre los que forman el grupo de La Pasión de Alozaina le llaman El Bicho, ya que el aspecto de este personaje no es muy agradable. Es La Tentación un personaje con largos brazos, voz rasgada y pausada, amorfo, que además está representado por una mujer que lleva a Jesús a la duda entre pasar el umbral de la muerte o quedarse en la tierra. Una mala pasada en la mente del protagonista entre luces de color azul a la espera de ser besado por el discípulo y arrestado por la guardia del Sanedrín. La conciencia.