Con esta categórica frase, resumía un hermano de Pasión el modelo de vida de cualquier cofrade, que hoy, Lunes Santo, vuelve a recobrar sentido. La idea, tan sencilla como profunda, sigue sin calar lo suficiente entre los miles de personas que se denominan cofrades. Por un lado, hay quien la entenderá como el deseo cofrade de ver cortejos nazarenos todos los días del año por nuestras calles. Otros, lo verán como un día importante pero no indagará más allá de lo que ve. Los menos, entenderán que se refiere a una forma de entender y vivir la vida conforme a las enseñanzas del Nazareno y en comunidad con los hermanos, bajo el amparo de una corporación nazarena. Que no sea flor de un día.

Éste es el empeño que la Archicofradía de Pasión tiene desde hace más de treinta años. Entendió, en su momento, que el verdadero cofrade es el que sabe trasladar al resto de sus días el mensaje que cada Lunes Santo nos muestra Jesús de la Pasión. Cofrade que no sólo guarda fidelidad a la archicofradía y a sus legítimos representantes, sino que también acoge con ilusión los proyectos y retos que la propia corporación propone, sabiéndolos contagiar, prestando el apoyo necesario y transmitiéndolos a los demás. Un cofrade que carga con su propia cruz y, en muchas ocasiones, es cirineo de otras cruces, sin importarle el peso o el tamaño, imitando en todo momento al Señor de Pasión a quien adopta como modelo y al que sigue de la mano de su Madre del Amor Doloroso.

Una forma de vida cofradiera que entiende que la juventud, sea la época que sea, es el verdadero motor que impulsa una cofradía hacia el futuro. Juventud, que en los días que corren anda adormecida y que no encuentra el aliciente necesario para acercarse a vivir la hermandad, a pesar de que el mensaje de Jesucristo tiene plena vigencia como nos recordó Damián Lampérez en el Pregón de la Juventud Cofrade de este año. Pero aún así, Pasión, se encuentra entre esas pocas cofradías –Monte Calvario y Salesianos son otros ejemplos– en donde la gente joven ocupa gran parte de los puestos de la Junta de Gobierno, no llegando la mayoría de ellos, como el que suscribe, a la treintena de años.

Sin protagonismos personales. Un modelo de vivir en hermandad que no es genuino ni propiedad de esta archicofradía, sino que es extrapolable al resto de corporaciones. Un modelo que no entiende de protagonismos personales, disputas electorales ni de modas readaptadas para el lucimiento de los Tronos. Un modelo en el que lo único que importa es la Palabra de Jesús de la Pasión. Un modelo que nos habla de vida, de caridad con los hermanos y de amor por los Sagrados Titulares, para que a través de su puesta en práctica podamos experimentar un luminoso Lunes Santo todos los días de nuestra vida.