Muchos le conocen por Felicidad y su dueto con María Jiménez, La lista de la compra, pero aquellos temas de La Cabra Mecánica han terminado limitando la imagen de su autor, Miguel Ángel Hernando. Ahora, en solitario, se reivindica como un músico de más amplio espectro y calibre. Lo quiere demostrar mañana, sábado, en La Cochera Cabaret.

Las nuevas canciones de Lichis, las cinco piezas que incluye en el EP Mariposas, publicado este año, son un punto y seguido respecto a Modo avión (2014), con canciones que basculan entre el rock y los medios tiempos.

En realidad, los dos últimos álbumes son discos de género, por decirlo de alguna manera, son eclécticos dentro del abanico del rock más clásico. Tiene mucho del rock americano de los años 70, muy dylaniano y muy de Tom Petty, y es un estilo apasionante porque se mezcla el folk o el rock más redneck con los aires más blueseros, que son los que más me gustan. Por otra parte, a lo largo de Mariposas ha aparecido la otra vertiente, la más británica, más de pop con toques más barrocos.

Un gesto de estilo con el que subraya que una cosa fue el pasado colectivo, y otra bien distinta su actual trabajo.

También seguramente sea un sino, tengo que escuchar más música [risas]. No voy mucho más lejos. En discos como Hotel Lichis, que fue uno de los últimos álbumes de estudio de La Cabra, ya aparecía esa intención nostálgica de mirar a la década en la que nací. Soy de 1970 y era una época en la que en casa había mucha música de autor, en catalán que estaba muy de moda, aparecía también el álbum rojo y azul de The Beatles, discos de Bob Dylan, los Rolling Stones. Y últimamente he estado tocando en festivales y viendo el momento tan excitante que estamos viviendo con bandas que aparecen casi debajo de las piedras y con muchísima calidad, y casi que uno empieza a sentirse un poquito atrás. Aparte de la consagración de los protagonistas del indie o mainstream ya, están saliendo muchos grupos de distintos estilos.

El formato EP obedece a la dinámica en la que se mueve el mercado musical. ¿El disco tradicional ya ha quedado caduco?

Ésa es un poco la idea. Cuando trasladé la idea de hacer un LP a la discográfica que antes movía el disco, lo grababa con un sello y lo distribuía otra compañía, prácticamente me dijeron que no confiaban en el formato, y decidí hacerlo yo, y ahora resulta que es un formato que ha vuelto a estar de moda. El momento que vivimos me recuerda al estado de la música popular en los años 50 y 60 en Inglaterra o en Estados Unidos, donde salía un montón de propuestas todo el tiempo, la música se movía muy rápido, y lo que predominaba era el formato single o EP. El formato LP vino después y fruto de la bonanza económica y por el momento de entonces de la industria discográfica. Además, creo que es muy difícil que un LP de diez o quince temas tenga diez o quince temas que realmente valgan la pena. El formato EP o single ahora te permite más libertad, y es cierto que el público ahora pide novedades cada muy poco tiempo.

Mantiene en el repertorio parte de los temas menos conocidos de La Cabra Mecánica. ¿Qué queda de aquella etapa y que le aportó a Lichis, y de qué manera ese sonido de rumba y fiesta contagió a otros artistas?

Con el tiempo y ahora mismo, se ha convertido en algo que los ingleses llaman el albatros, ese pájaro muerto que llevan los marineros recordando constantemente quién es. De alguna manera, me pasa esto con La Cabra, le tengo un cariño, y se que en su momento ha podido dejar su huella incluso en otros músicos, algo que te hace sentir cierto orgullo, pero también terminó por dar una imagen equivocada de lo que el proyecto era. Ha quedado una imagen un tanto distorsionada y muy condicionada por un disco en concreto de los siete que saqué, y por una parte muy concreta de ese repertorio que era la rumba y todo ese término canalla que detesto profundamente. Ahora mismo me cuesta. Voy a festivales y la gente me dice que no esperaba que yo estuviera haciendo esto. Por una parte, hay un público potencial que podía venir a esta nueva etapa, y no viene porque no le gustaba La Cabra, y me parece totalmente antagónico. Y gente a la que le gustaba La Cabra que de repente se siente decepcionada, no encuentra aquí ni cachondeo, ni palmas, ni rumba. No hay costumbre con esto, porque normalmente cuando un proyecto musical se acaba el cantante principal o la voz más reconocida, sigue haciendo algo que aunque no sea igual si tiene cierto parecido con aquello, con su anterior proyecto. En mi caso, ha habido un corte en ese sentido, y es una circunstancia con la que hay que torear. Hay días que lo llevas mejor y otros que con la medicación adecuada lo haces bien [risas].