Es joven pero ya todo un veterano. Miguel Poveda celebra sus 30 años de trayectoria artística con uno de los más esperados recitales del Starlite Festival; una cita en la que repasará buena parte de su carrera, jalonada por aventuras en el jondo, la copla y músicas populares a las que el cantante siempre ha dotado de alma y exquisitez.

Poveda llega a la Cantera de Nagüeles convertido, desde hace algunos años, en el cantaor de referencia del flamenco contemporáneo. «No me reconozco en esto, la verdad. Quizás aparezco más que otros o tengo una proyección diferente, pero no es algo buscado. Yo no soy lo importante, lo importante es la música flamenca y dentro de ella, por suerte, destaco a todos mis compañeros como Jesús Mendez, Antonio Reyes, Alba Heredia, Argentina, María Terremoto, que son artistas a los que deben tener en cuenta las instituciones porque hay que apoyar a la música flamenca. Con el flamenco tenemos un tesoro con un valor artístico grandioso y eso es lo importante. Nosotros somos comunicadores, nada más», asegura, con su proverbial modestia, el cantaor.

Las tres décadas de trayectoria no le pesan en absoluto a Poveda, un buscador infatigable. ¿Qué le queda por explorar en el mundo del cante a alguien tan experto como él? Nos responde: «Todo, lo bueno de la música flamenca es que es un universo inagotable. Llevo treinta años cantando y aún me encuentro con grabaciones que aparecen, con formas de cantar, con cantes rescatados de generaciones anteriores, de formas distintas de decirlo... Es una música tan bestia y tan grande que me queda por explorar muchísimo. Hay cantes que se me dan mejor que otros porque el abanico es muy amplio pero yo quiero cantarlos todos. Como soy así de pesado, siempre estoy indagando en las formas cantaoras, la de Huelva, la de Cádiz, la de Málaga porque cada provincia es un mundo».

Esta gira de 30 aniversario profesional le sirve a Miguel Poveda para desintoxicarse un tanto de Federico García Lorca, a quien investigó a fondo para su hasta ahora último trabajo en estudio, EnLorquecido: «Cuando salía del estudio quería saber más, más y más de Federico, de su obra, de sus amigos, de la gente que hablaba de él por ver cómo lo describía, dónde estuvo, cómo pensaba, sus fotografías, sus dibujos€ Tiene una personalidad tan carismática que te atrapa, te obsesiona y tienes continuamente hambre de él a todas horas . A veces, me despertaba por la noche y seguía buscando y buceando en su vida. Llegó a un punto que fue pura obsesión».

Mientras medita cuáles serán sus nuevos pasos, el catalán disfruta de vivir en esta etapa dorada del flamenco: «Hace treinta años, cuando yo empecé, los grandes cantaores eran mayores y no había tanta gente joven como ahora cantando flamenco. Ahora veo y reconozco un ramillete muy amplio de artistas jóvenes con una pasión a lo tradicional que a mí me da un alivio tremendo».