Existen libros que tienen como vocación envolver al lector en un universo distinto y lo consiguen. Es el caso de 'Diario de Italia', una propuesta del historietista francés David B. en la que las hechuras del cómic o la novela gráfica se abrazan a la crónica de viajes, el humor y, sobre todo, al tratado psicológico. Este último atractivo es, sin duda, la gran sorpresa que atrapa a quien se ve desbordado por una belleza que desestabiliza por la profundidad que provoca.

En sus páginas, el punto de partida es una declaración de intenciones. Se sabe que de fondo hay un periplo en 2005 por Trieste, Bolonia y Venecia. Y se palpa como inmensamente original al surcar la Casa de los gatos, el mundo al revés de una librería regentada por jóvenes o las mafias y la figura de Lucky Luciano. Y, además, brotan fogonazos brutales. «Con El padrino, Coppola le da a la mafia norteamericana una imagen que no tenía». Este es uno de ellos. Y otro desnuda al turismo: «Estamos en Venecia, en una cafetería abarrotada. He pedido un pastel que parece un pequeño extraterrestre».

La obra da un salto espectacular en una especie de segunda parte que se traslada al trance oriental que implican destinos como Hong Kong y Osaka. No obstante, una realidad turbulenta y disparatada sigue cautivando al lector con la misma sucesión de guiños luminosos: «Aquí en China, en el mundo del crimen, se cree que los fantasmas son los forajidos del más allá», se lee en una recta final en la que este libro del francés David B. ya se sugiere como una experiencia inquietante y diferente. Como un viaje al mundo de la imagen y la palabra, sin vuelta atrás, que ha sido importado hasta España por Impedimenta con una edición que por sí misma ya tiene el atractivo de una obra de arte e invita a despegar sus tapas duras para abrir las puertas de un mundo único.