La literatura victoriana encumbró entre su fértil producción una serie de novelas donde la trama era vista desde diferentes perspectivas, recurriendo al enfoque de varios personajes y aportaciones fragmentadas en formas de diario, correspondencia y todo tipo documentos judiciales, médicos o policiales. Autores como Wilkie Collins, Bram Stoker o el propio Stevenson aportaron las bases de un fecundo estilo que a lo largo de todo el siglo XX siguió salpicando la literatura de ficción (en particular el thriller) y que en las últimas décadas, en todo lo que se conoce como neovictoriano, ha ofrecido nuevas y valiosas aportaciones. Obras como 'La cuarta verdad', de Iain Pears, demuestran lo fascinante que puede resultar someter unos mismos hechos a la visión de varios observadores.

De esta tradición ha bebido también el escocés Graeme Macrae Burnet (1967 para elaborar su segunda novela, 'Un plan sangriento. El caso de Roderick Macrae', ambientado en las Tierras Altas escocesas del siglo XIX. El autor plantea un crimen de ficción disfrazado hábilmente como un suceso histórico real (de hecho, afirma en el prólogo que el protagonista es un antepasado suyo) en un relato que retrata de forma minuciosa las condiciones de vida de la población rural de aquel entonces, las convenciones sociales, los estudios antropológicos y psiquiátricos de la época o los entresijos de un sistema judicial que, sorprendentemente, ya hilaba muy fino en cuestiones como la determinación de la culpa en casos de posible locura mental.

La trama de 'Un plan sangriento', editado en España por Impedimenta, es contundente. En 1869 Roderick Macrae, un joven aparcero de 17 años que vive en la remota aldea de Culduie, es detenido por un triple asesinato particularmente sangriento que deja en shock a todos los vecinos. Con sus aperos de labranza, ha matado a tres miembros de una misma familia (un adulto, una joven y un niño) debido, en teoría, a las desavenencias que los Macrae mantenían con el asesinado, que ejercía abusivamente el cargo de alguacil de la zona. La policía lo arresta de inmediato, ya que el joven, que aparece cubierto de sangre, admite sin reparo ser el autor de los hechos. El misterio que plantea el libro no es quién lo ha hecho, sino las circunstancias que han motivado tan fatal desenlace.

Para narrar lo acontecido, el autor recurre a las memorias escritas por el propio acusado en la cárcel de Inverness, donde espera el juicio que lo puede llevar a la horca. Ese escrito se acompaña en el libro de declaraciones de los testigos e informes médicos, de la visión del abogado defensor de Macare y de una completa crónica del juicio que tuvo lugar en el tribunal del condado.

Esta caleidoscópica aproximación permite al lector sacar sus propias conclusiones, aunque las respuestas que puedan darse nunca parecerán completas ¿Estaba loco Macrae o actuó siendo perfectamente conocedor de sus actos y consecuencias?, ¿obró libremente o forzado por unas circunstancias extremas?, ¿cuenta toda la verdad o esconde algo?, y si así fuera, ¿sabe que está mintiendo o su supuesta locura le impide darse cuenta de ello? No son asuntos baladíes para el autor, que en el libro ahonda tanto en las corrientes criminológicas emergentes en esos años como en el tapiz religioso de esa Escocia presbiteriana donde la cuna de una persona parecía marcar a fuego su destino.

'Un plan sangriento' dibuja una sociedad de hierro, con una sociedad casi feudal donde los campesinos de las Highlands se ven atados de por vida a una mísera parcela de tierra alquilada, sin más horizonte de progreso. Los aparceros, en particular, estaban a merced del alguacil y del señor a cargo de las tierras, cuya palabra era ley. No podían ni siquiera coger algas del mar porque todo era propiedad del lord de la zona.

En ese opresivo páramo vital, perfectamente perfilado por el autor, cobran aún más relevancia algunas de las cuestiones que flotan en este libro, y que remiten incluso al existencialismo de autores como Dostoievski. El libro fue finalista del Booker Price 2016, ha vendido 200.000 ejemplares y ha sido traducido a 21 lenguas.