El riesgo de sufrir un golpe de calor es algo que se debe tener muy en cuenta en estos días ante los avisos de altas temperaturas y la humedad excesiva, dos factores que pueden provocar la deshidratación del organismo.

Cada vez más frecuentes, las olas de calor pueden ocasionar graves problemas de salud, sobre todo, en aquellas personas más vulnerables o con patologías previas.

Según el Ministerio de Sanidad, en un golpe de calor el cuerpo no puede regular la temperatura que aumenta rápidamente hasta superar los 40 grados y desencadenando serios problemas, por lo que es importante conocer cuáles son sus síntomas y cómo reaccionar ante uno para salvar vidas.

Síntomas de un golpe de calor

El principal síntoma de una insolación es una temperatura corporal de más de 40 ºC. También es frecuente la confusión, agitación, mareos, desorientación, o la dificultad para hablar, así como el enrojecimiento de la piel, sequedad, dolor de cabeza y la debilidad muscular. Además, es probable sufrir náuseas, vómitos y tener la respiración y la frecuencia cardiaca acelerada. El estado mental puede verse alterado, pudiendo llegar a padecer convulsiones, delirio o incluso caer en coma.

Otra de las complicaciones producidas por el calor extremo es el agotamiento, cuyos síntomas son debilidad, fatiga, mareos, náuseas o desmayo.

No recibir un tratamiento rápido ante un golpe de calor puede ocasionar graves daños a órganos vitales, como el cerebro, o incluso ocasionar la muerte.

Qué hacer ante un golpe de calor o insolación

Lo primero que hay que hacer ante un golpe de calor es llamar al 112 para recibir un tratamiento profesional. En ese tiempo de espera mientras llega la ayuda, se debe llevar a la persona a un lugar fresco. Allí, ayudar a bajar su temperatura corporal con paños fríos o dándole un baño o ducha con agua fría. Es muy importante no darle nada de beber.

¿Qué personas tienen más riesgo de sufrirlo?

Datos ofrecidos por el Ministerio de Sanidad muestran que el calor está directamente relacionado con enfermedades como el agotamiento por calor y la insolación. Además, también pueden verse agravadas patologías o condiciones previas. Pero no todo el mundo tiene el mismo riesgo de sufrir un golpe de calor. Los grupos con mayor probabilidad de padecerlo son:

  • Embarazadas.
  • Mayores de 65 años.
  • Personas que estén siguiendo algún tratamiento farmacológico que pueda ser más susceptible al calor.
  • Personas que consuman alcohol y drogas.
  • Personas con autonomía limitada.
  • Personas que vivan en hogares difíciles de refrigerar.
  • Deportistas y personas que trabajan al aire libre en las horas centrales del día.
  • Personas que se encuentren en entornos muy urbanizados.
  • Personas que sufran enfermedades crónicas como las afecciones cardiovasculares, respiratorias, la obesidad o la diabetes.
  • Personas que viven solas o en condiciones desfavorables.
  • Lactantes y menores de 4 años.

Consejos de prevención

Entre las medidas de prevención que se pueden tomar para evitar un golpe de calor, Cruz Roja Española ha elaborado una infografía con algunas recomendaciones como resguardarse del sol, hacer comidas ligeras y equilibradas, beber agua o evitar esfuerzos físicos.

No obstante, las altas temperaturas también pueden ser peligrosas en el interior de las casas. Para mantener un ambiente fresco en el hogar, se recomienda bajar persianas y cerrar ventanas. Se pide especial precaución en el coche, sobre todo con personas mayores, menores y mascotas en horas centrales del día, ya que se puede concentrar mucho calor el interior del vehículo cuando permanece estacionado al sol y con las ventanas cerradas.