El Martes Santo fue una jornada especial. La incertidumbre inicial. La lluvia impertinente y pertinaz. Los retrasos, la suspensión de dos salidas procesionales –Penas y Nueva Esperanza–, la mala experiencia de un Lunes Santo que se quedó a medias... Todo se juntaba ayer en dos cofradías que tenían cuentas pendientes que resolver. Y las solventaron sobradamente.

Rocío. Inquietud y tranquilidad

Las filas de nazarenos morados ganaban la calle Carretería precediendo a un elegante trono del Nazareno de los Pasos en el Monte Calvario. El monte de corcho, perfectamente adornado con claveles rojos, lirios y pitas, aportaba el punto justo para acompañar al Señor, que bajaba de la Victoria en su trono dorado. Paso suave, mecida, ritmo tranquilo, de fondo la marcha Santa María de la Esperanza para hacer la curva de Mariblanca. Detrás, los blanquísimos nazarenos de la sección de la Virgen del Rocío llenaban la calle Mariblanca. La Virgen lucía espectacular en su trono, donde los rayos de sol se colaban por su palio de malla dorado. Los cristales de las bambalinas, brillaban mientras sonaba Virgen de la Paz, interpretada por la Banda de Música de Carmona.

Todo parecía perfecto. Pero cayó una gota. Luego otra. Miradas al cielo. Una nube. Un pequeño chispeo traía los fantasmas del Lunes Santo. Pero se paró, aunque el cielo se oscureció. No se podía estar tranquilo. Apenas una media hora después volvía a llover. Esta vez algo más insistente y de forma continuada durante una hora. A la hermandad empezaron a llegar las noticias de la vuelta de las Penas y de Nueva Esperanza a su casa hermandad.

De los retrasos de Rescate y Sentencia. Se empieza a pensar en recortar el itinerario. Están entrando en la Alameda y la única opción es seguir hasta Molina Lario. Pero el tiempo se aclaró poco antes de las 19.00 horas. La noche prometía tranquilidad y un clima adecuado. La cofradía se volvió a crecer. Málaga volvería a vivir la curva de entrada a la calle Echegaray. Espectacular. Primero el trono del Nazareno. Luego le llegaría el turno a la Virgen, en una maniobra que hace posible lo imposible. Aprovechan cada milímetro. Al entrar en la calle Granada y continuar a Méndez Núñez recibió una espectacular petalada organizada por unos hermanos de la cofradía, la única lluvia que merece la Virgen.

Rescate. Esta vez sí

El trono dorado e impecable. El manto de la Virgen de Gracia como nuevo, tras la restauración de Joaquín Salcedo. Alguna mirada fugaz se escapaba al palio, que tan espectacular es, pero que protagonizó momentos amargos para los hermanos de la cofradía victoriana. Pero eso fue en 2010. Ayer era Martes Santo de 2011 y la historia iba a ser otra. La lluvia que comenzó poco antes de la hora de inicio obligó a retrasar media hora la salida. Sin embargo, un aliviado hermano mayor, Rafael Recio, anunció la intención de salir y recuperar el tiempo perdido.

Unas pocas órdenes eliminaron los nervios que se habían acumulado en la espera previa y sirvieron para organizar rápidamente la procesión, que estaba deseando pisar la calle. Los nazarenos se pusieron los capirotes y la cruz guía se plantó en la calle. La cofradía se lo merecía para borrar el año 2010 del recuerdo.

El trono del Señor se abrió paso por la estrecha calle Agua, llena de público, siguiendo la estela de los llamativos nazarenos de la hermandad. La marcha Nazareno del Rescate, interpretada por la Banda de la Vera+Cruz de Alhaurín el Grande, acompañó estos primeros compases bajo un cielo celeste, por fin.

El trono de la Virgen de Gracia fue cogiendo posiciones en el interior de la casa hermandad. Era su momento. Málaga esperaba ver su palio cimbrear con elegancia. Quería ver su trono gótico y aplaudirle. Que sus hombres de trono se sintieran orgullosos al pasar por el recorrido oficial y los nazarenos abrieran el camino a su Señora.

El hermano mayor de la Sangre, Mario Moreno, fue el encargado de dar los primeros toques de campana. Era la forma que tenía la cofradía de agradecer la ayuda prestada por esta cofradía durante la aciaga noche del 30 de marzo de 2010. Eran unos toques de campana con los que desaparecería ese recuerdo, que sería sustituido por el de la salida procesional realizada anoche.

La Virgen de Gracia entró en la calle Agua con la marcha Cristo de la Humildad, tocada por la Banda de Música de la Esperanza. El sol hizo brillar el trono con fuerza. El dorado del palio, del manto y del trono se hicieron protagonistas desde el primer paso en la calle. Era la culminación a muchos esfuerzos y desvelos de los hermanos de la cofradía.