El Jueves Santo fue amargo para la gran mayoría de las cofradías. Las noticias de suspensiones se fueron sucediendo casi con un efecto dominó. Se intuía que ocurriría esto, pero la esperanza se mantenía hasta el final. Una esperanza que se fue diluyendo en la mayoría de las hermandades por la fuerza de un intenso chaparrón que empezó a caer sobre las 17.20 horas. Fue una hora de lluvia, justo el momento en que tres cofradías estaban reunidas para decidir si salían, mientras que otras tantas lo iban a hacer en breve. Más de doce litros por metro cuadrado de lluvia inclinaron la balanza hacia la suspensión. Esto dejó herido al Jueves Santo y a la Semana Santa de Málaga en general, en la que apenas 12 cofradías han realizado su recorrido procesional completo hasta el momento, mientras 19 han tenido que suspenderlo, acortarlo o regresar a su punto de partida a causa de la lluvia.

Santa Cruz. Un retraso estéril

El amenazante cielo gris aconsejó a la Santa Cruz retrasar su tempranera salida procesional casi tres horas. La hermandad tenía un parte meteorológico que anunciaba una notable reducción del riesgo de lluvia a partir de las 19.00 horas y prefirieron esperar a salir a las 18.00 horas, dirigiéndose directamente a la Catedral a hacer su estación.

Los hermanos se repartieron por el Centro a esperar el momento de volver a San Felipe Neri. Sin embargo, el chaparrón que cayó sobre las 17.20 horas ahogó sus expectativas y decidió suspender el desfile procesional. El acto de la estación penitencial previsto en la Catedral se realizó finalmente en el interior de San Felipe Neri, frente a la Virgen, con todos los portadores y nazarenos. De forma paralela, la banda de música de Las Flores ofreció un improvisado concierto refugiados de la lluvia en la entrada a un garaje en la calle Parras, donde interpretaron varias marchas.

Tras terminar el acto penitencial, los hermanos de Santa Cruz recogieron las túnicas y se preparó la iglesia para abrir las puertas a las 19.00 horas. La Virgen se dejó en el dintel, para que pudiera ser visitada por los malagueños.

Viñeros. Lágrimas y vino

Málaga tiene una deuda con su pasado vinatero. Por eso, cada Jueves Santo, los hermanos de Viñeros le rinden un caluroso homenaje a la vid, que tanta hambre quitó siglos atrás. Sin embargo, la lluvia aguó ayer las ilusiones de la cofradía: justo cuando debían salir en procesión de su casa hermandad de la plaza de Viñeros, que estaba repleta de público, comenzó a diluviar con violencia. El hermano mayor, Miguel Ángel Campos, llamó a los hombres de trono al interior de la casa hermandad y dio la mala noticia.

En ese momento, se desbordaron las emociones: la Señora del Traspaso y Soledad de Viñeros y Nuestro Padre Jesús de Viñeros contemplaban a sus fieles desde sus respectivos tronos. La Virgen tenía la candelería encendida. Una nazarena sin capirote miraba atentamente la cara de la dolorosa mientras luchaba por retener las lágrimas. Los aplausos no cesaban y los abrazos eran la nota característica de una tarde en la que diluviaba, y mucho.

Fuera, músicos, nazarenos y espectadores se mezclaban. Dentro, las imágenes recibieron varios vivas que salieron del alma, y la agrupación musical San Lorenzo Mártir interpretó diversas marchas engarzadas mientras los hombres de trono, a la orden de sus mayordomos, mecían dulcemente a los titulares de la cofradía vinatera. Sin embargo, fue con La Saeta cuando las emociones y los aplausos se hicieron norma, mientras la plaza de los Viñeros no cesaba de aplaudir. Las puertas, obviamente, estaban abiertas. El comentario era unánime: es mejor así, además, el año que viene se podrá procesionar con el trono nuevo del Cristo, ya que su imaginero no lo acabó a tiempo.

Durante veinte minutos cayó agua, y de lo lindo, pese a que a partir de las siete de la tarde un sol engañoso presidía el cielo malagueño: los meteorólogos advirtieron claramente de que el riesgo iría en aumento hasta altas horas de la madrugada. Los titulares quedaron expuestos en sus tronos de procesión; «hasta que haya gente estaremos aquí», explica otro hermano. Antes, el Cristo recibió de manos del jefe de procesión la llave del Sagrario de la Catedral, un privilegio exclusivo de esta corporación nazarena. Los hermanos hicieron un vía crucis hasta la Catedral a las nueve de la noche para cumplir con su estatutaria estación penitencial. También se rezaron oraciones en honor del hermano más antiguo de la cofradía, el mítico Obdulio, fallecido en 2011.

Zamarrilla. No hubo suerte

El Cristo de los Milagros y la Virgen de Zamarrilla tal vez sean dos de las imágenes más veneradas de Málaga. Por eso, el hecho de que la cofradía trinitaria no se echara a la calle pese a la alta probabilidad de lluvia fue un jarro de agua fría para los malagueños. La incertidumbre fue grande a lo largo de todo el día, con llamadas continuas entre el presidente de la comisión rectora, Juan García Alarcón, y los meteorólogos desde las cuatro de la tarde. Finalmente, el órgano al completo, con el apoyo de los hombres de trono a los que se consultó, decidió no salir a la calle.

García Alarcón, abogado y acostumbrado a usar la palabra, por tanto, explicó la decisión a los miles de malagueños que se habían dado cita en la calle Martínez Maldonado, frente a la casa hermandad y la ermita de Zamarrilla. «Desde la primera comunicación hasta la última, se nos dice que se mantiene el riesgo, sobre todo desde las 23.00 horas hasta las 2.00 de la madrugada». A esa hora, indicó, estarían entrando en la calle Larios, «un itinerario irreversible». Había que evitar «consecuencias irremediables», indicó.

La decepción fue general; nazarenos que se abrazaban, hombres de trono que lloraban desconsolados contemplando las tallas. Las puertas permanecieron abiertas hasta la hora del encierro, las tres y media. Pese a la lluvia, millares de malagueños se dieron cita en la zona para ver, siquiera durante un rato, al crucificado y a la dolorosa. El trono del Cristo no pudo estrenar su nueva campana, aunque, al menos, los devotos disfrutaron de un concierto que dieron la banda de la Caballería y la de cornetas y tambores del Cautivo.

Misericordia. Sin posibilidad

La cofradía de la Misericordia no tenía otra opción. La inestabilidad meteorológica y el anuncio de lluvias en la madrugada dejaban pocas opciones a su junta de gobierno. La decisión fue de no salir. Una medida que se anunció casi a la vez que Zamarrilla. Como su hermana trinitaria, la perchelera se enfrentaba a un recorrido sin opciones de refugio, lo que suponía un riesgo difícil de superar.

A las 20.35 horas, la cofradía abrió las puertas de su casa hermandad, donde había una notable afluencia de público para ver al Señor de la Misericordia y a la Virgen del Gran Poder. Además, se invitó a los nazarenos y portadores a conserva la túnica unos minutos más para rezarle a sus titulares tras la apertura de las puertas.

La banda de Aviación interpretó varias marchas delante del salón de tronos, así como las bandas de la Cruz del Humilladero y Rincón de la Victoria.

Sobre las 2.30 horas, cuando estaba previsto, se trasladaron los titulares a la iglesia del Carmen.