Málaga hace gala de una centenaria tradición mariana. Fueron los Reyes Católicos los que ya por el siglo XV nos dejaron como testigo de nuestra vocación a Santa María de la Victoria, patrona de Málaga y su Diócesis. Málaga no sólo se quedó con el presente real, sino que fueron naciendo cofradías y hermandades las cuáles incluirían entre sus titulares a advocaciones marianas.

Advocaciones que en un principio solo llevaron los títulos principalmente de Dolores y Soledad, sería ya en el siglo XX cuando se le ponen las diferentes advocaciones que hoy conocemos.

María en Málaga se viste de pasión, de gloria, con joyas y con flores según el tiempo litúrgico que corresponda. Nos centraremos en nuestra Semana Santa y especialmente en las manos de nuestra Señora, en la forma de llevarlas, en su simbología, en lo que a veces llevan en ellas y en los mayores referentes artísticos tallando manos para dolorosas.

De Domingo de Ramos a Domingo de Resurrección, Málaga se torna en tierra de María Santísima y son numerosos los detalles que a veces pasan desapercibidos para el espectador pero que acompañan la tradición de la imagen en cuestión.

Tres escuelas

Las manos de María Santísima a lo largo de la historia se han creado y se han dispuesto de infinidad de formas. Como referencia, están las tres escuelas artísticas que destacan en Andalucía: la granadina, la sevillana y la malagueña. Es la sevillana la que aporta, en el género de las manos, representarlas abiertas en actitud de recibir al que se acerca a María. La granadina se apoya en Pedro de Mena y en su propio padre, que son los principales referentes. Es en Granada donde se tienden a entrelazar los dedos, conservando, aún en nuestros días, muestras claras de ese ejemplo. Pedro de Mena marchará a Málaga donde agotará sus días de vida y compartirá época con los Asencio de la Cerda, que nos dejan ejemplos en el siglo XVIII, como la Dolorosa del Puente o Dolores Coronada de la Archicofradía de la Expiración, a la cual se le tallará más tarde un nuevo juego de manos ya abiertas que son las que luce en la actualidad.

Manos juntas

Las manos juntas van unidas al barroco en la imaginería andaluza. Son los siglos que van del XVII al XVIII cuando la imaginería andaluza despunta con artistas como Pedro de Mena anteriormente indicado en Granada. Junto a Mena destacan en Málaga, Pedro de Zayas y Fernando Ortiz, entre otros. Ambos suelen representar a sus imágenes marianas con las manos juntas. Esas manos juntas simbolizan sumisión y dolor, que son sin duda los aspectos más importante de María, que está en el cielo y que intercede por nosotros. Manos que representan esa protección materna, a la vez que invitan a la oración.

Ejemplos de esos días, aparte de las ya citadas, conservamos en nuestra imaginería procesional las titulares del Amor Doloroso (atribuida a Asencio de la Cerda, siglo XVIII) o Soledad de Mena (anónima, del siglo XVIII).

Manos abiertas

Las manos abiertas representan el reclamo de María a sus fieles. Siempre suele estar una más avanzada que la otra y busca principalmente la llamada al devoto que se acerca. Al tener la posibilidad de moverlas, dan numerosas posibilidades estéticas a los que se encargan de engalanarla. No están igualmente dispuestas en la víspera de hebrea que en los días previos a su salida procesional. Es hasta horas antes del inicio de su recorrido procesional cuando se está retocando por vestidores y camareras.

Normalmente un rico pañuelo finamente bordado suele acompañarle para enjugar su rostro. En la otra mano, rosarios, normalmente para acogerse al cielo, a la oración y al rezo en estas cruciales horas de la Pasión y Muerte de su Hijo.

Atributos de María en sus manos

Destacamos imágenes las cuales en sus manos aportan algunas características. Uno de los referentes de nuestras titulares marianas es María Santísima de la Paloma. Su advocación toma su origen en el año 1925 y ya lo relata en su obra Anécdotas y curiosidades de la Semana Santa malagueña, la desaparecida investigadora Lola Carrera, más conocida como el Nazareno Verde:

«En el año 1925, al finalizar la procesión, y después de un maravilloso recorrido la Virgen había vuelto hasta su templo con una paloma blanca en sus manos. Alguien, durante la procesión le arrojó a la entonces Virgen de los Dolores, flores y palomas. Revolotearon éstas asustadas y tan solo una se posó a las manos de la Virgen, manos que esta Virgen llevaba cruzadas sobre su pecho. A pesar de las movidas del trono, de las subidas más o menos fuertes, de los vaivenes, la paloma no se separó ni un instante de sus manos y así continuó hasta la misma entrada de su templo, comentándolo todos los hermanos como hecho curioso».

Este relato junto con el de otros hermanos de la época fueron los que dieron fe de esta anécdota para que años después la imagen pasara a denominarse María Santísima de la Paloma, en detrimento de la advocación de los Dolores como anteriormente se conoció. En la actualidad, cada Miércoles Santo centenares de palomas circundan su paso. Una de ellas fue tallada en su mano izquierda y se trata de una paloma de plata policromada, obra del orfebre sevillano Jesús Domínguez. María Santísima de la Paloma es obra del imaginero Luis Álvarez Duarte fechada en 1970 y que es popularmente conocida por sus característicos ojos verdes y el fuerte arraigo que desata en la ciudad.

María Santísima de la Paz, de la Hermandad de la Sagrada Cena, porta una rama de olivo en su mano izquierda , símbolo con el que se suele representar la Paz, coincidiendo con su advocación.

La titular mariana de la Cofradía de la Columna, María Santísima de la O, obra de Francisco Buiza (1969), porta en su mano derecha un lignum crucis. Se trata de una astilla de la cruz donde estuvo clavado Cristo, que llegó a la cofradía de manos de un religioso camaldulense, traída del monasterio de las salesas en Burgos. Se encuentra en un relicario de plata dorada obra de Antonio Santos Campanario, que fue regalado por el grupo de camareras de la Señora.

La Esperanza y sus manos

María Santísima de la Esperanza estrenará este próximo Jueves Santo un nuevo juego de manos salido de las gubias de Luis Álvarez Duarte. El mismo artista le talló las que tenía anteriormente cuando contaba unos veinte años, pero tras la última restauración decide crearle estas nuevas manos por ir estas más acordes a como está la Virgen en la actualidad, recuperando ese aroma clasicista de la talla. Los hermanos de la archicofradía perchelera fueron los que decidieron en cabildo la colocación de estas nuevas manos.