Algo más de 1.200 hermanos de Zamarrilla están hoy llamados a las urnas. Es la primera vez en diez años, tras una larga intervención del Obispado de Málaga que, sin embargo, no ha logrado aunar a los hermanos detrás de una única candidatura. Federico Schneider y Rafael Gallego aspiran a ser el próximo hermano mayor de la cofradía trinitaria y normalizar la hermandad tras este largo proceso en el que una junta rectora se ha encargado de dirigir la corporación. La votación será de 12.00 a 21.00 horas.

Gallego subraya que la situación económica de la cofradía es mala por la restauración de la ermita, lo que limita el impulso de nuevos proyectos

¿Por qué se presenta a hermano mayor?

Me presento primero porque desde hace tiempo hay un grupo de hermanos que tenemos una inquietud, una idea de cofradía que en su momento nos hizo elaborar un proyecto. Nos presentamos hace años a unas elecciones, pero en ellas empatamos con Carlos Rueda en la primera votación y en segunda vuelta perdimos. Siempre hemos estado ahí, con ganas de ofrecer nuestro trabajo a la cofradía.

¿Cuántos años se ha tirado ese proyecto en un cajón?

Es un proyecto que se ha adecuado a los tiempos. Tenemos un proyecto de hace diez años y evidentemente la cofradía ha cambiado. La forma de entender la cofradía también y se ha renovado y actualizado en el tiempo.

¿Cómo ha vivido esta intervención tan larga?

Pienso que este periodo no hay que mirarlo como un borrón o una mancha negra. Ha sido más largo que el tiempo necesario y que el que a todos nos hubiera gustado, pero nos ha servido, en cierto modo, como profundización y renovación en nuestro sentir cristiano y cofrade. Hay que ver lo positivo, que también está ahí. Mucha gente que ha pertenecido a la junta rectora, que ha dedicado tiempo, esfuerzo y dinero, no se puede quedar con la sensación de que no se le reconoce eso. Además, nos ha servido para tomar conciencia de que estamos en una gran cofradía con titulares muy queridos.

¿Cómo ha colaborado con la junta rectora?

No pertenecía a la junta rectora hasta que hace tres años Paco Díaz me llamó, coincidiendo con su nombramiento por el Obispado. Estaba intentando preparar a la cofradía para una nueva etapa.

¿Por qué ustedes «son Zamarrilla» pero no son «todos Zamarrilla»?

Son proyectos muy parecidos. Somos personas de perfil semejante, de la misma edad. Lo del lema ha sido una pura casualidad. Hubo un proceso en que hemos intentado llegar a un acuerdo para consensuar una única candidatura. Nos llevamos perfectamente bien todos, no hay el más mínimo problema. Garantizo que el día 3, gane quien gane, levantaremos la cofradía entre todos. Ahora, que los hermanos elijan y el día 3 todos nos pondremos manos a la obra. Todo está siendo ejemplar.

¿Cuál es su proyecto más importante para el próximo mandato?

Tenemos un problema. Será una legislatura marcada por la situación económica, por la restauración de la ermita. Costó mucho dinero y esto marca mucho el proyecto, porque tenemos que atender los compromisos con los bancos. Nuestro proyecto se centra mucho en la organización y la gestión de la cofradía. Queríamos plantear una total transparencia en la gestión, fomentar el trabajo en equipo y acostumbrar a la cofradía a eso. La toma de decisiones no será arbitraria, para no generar malestar, con protocolos y reglamentos que establezcan una forma de trabajar clara. La cofradía también debe dar un servicio a los hermanos. Para ello, crearemos un portal de empleo, por ejemplo. También aseguraremos la viabilidad económica de la hermandad. No prometemos inversiones en grandes proyectos cofrades porque no podemos.

¿Saldrá el Santo Suplicio?

Es un compromiso. Estamos convencidos de que hay que trabajar por procesionar el Santo Suplicio el Jueves Santo. Queremos que en la próxima Semana Santa vaya una representación de la futura sección. El color de las túnicas lo tenemos que ver. Vamos a constituir una comisión para establecer la hoja de ruta y empezar a buscar recursos para darle autonomía.