El viernes unos 2.500 hermanos del Cautivo elegirán a su nuevo hermano mayor, poniendo fin a un año de suspensión de la normalidad tras la intervención del Obispado de Málaga ante la división interna de la cofradía. Dos candidatos aspiran a dirigir la hermandad trinitaria los próximos cuatro años: Ignacio A. Castillo y Fernando Cabello, con el reto de continuar trabajando por la unidad.

Castillo defiende la necesidad de reconstruir la cofradía, tendiendo puentes y anteponiendo los intereses generales a los particulares

¿Qué le ha motivado para presentarse como hermano mayor?

No se trata de un paso inconsciente. Todo lo contrario: muy meditado. Y lo hemos dado por responsabilidad, por amor al Cautivo y a la Trinidad y por vocación de servicio a nuestros hermanos. Muchos de ellos piden renovación en la hermandad. Aire fresco. Y nosotros consideramos que tenemos la capacidad, las herramientas, las ideas y el optimismo para poner a la cofradía donde se merece, después de este periodo de convulsión.

¿Cree que las elecciones pondrán el punto final a los problemas internos en la hermandad?

Me encantaría pensar que sí. Que todos seremos capaces de cerrar las heridas que quedan abiertas. Solo con amor podrán curarse. Por ello, ofrecemos a nuestros hermanos un nuevo contrato de adhesión a la hermandad, que olvide y perdone recelos y rencores, que tienen que quedar en el pasado. Que con suficiente amplitud de miras seamos capaces de diseñar nuestro porvenir, todos juntos, y antepongamos los intereses generales de la cofradía a los particulares. Si ganamos el viernes vamos a tender puentes para el entendimiento. Y si no ganamos, nos pondremos a disposición de nuestra hermandad.

¿Por qué se ha llegado a la intervención?

Porque los colectivos están compuestos por personas. Y las personas se equivocan muchas veces. Porque hubo quienes olvidaron lo que significa ser cofrade y el lugar en el que estaban. Porque se patrimonializó la cofradía, que no es de nadie porque es de todos. Y porque no se utilizaron los instrumentos cristianos para resolver la disparidad.

¿Qué hermandad aspira a conseguir con su candidatura?

Sueño con una hermandad que sea realmente una hermandad. Donde el hermano se sienta en casa, porque es la suya. Donde sea atendido y recibido con una sonrisa, con respeto y educación. Planteamos una hermandad abierta, pero caeríamos en un error si no organizamos actividades y actos para fomentar que los cofrades se involucren y acudan. Cualquier excusa ha de ser buena para la convivencia, lo que redundará en un beneficio para nuestra estación de penitencia, tanto en el fondo como en las formas.

Si tuviera que elegir tres propuestas de su programa, ¿con cuáles se quedaría?

El primer pilar es la reconstrucción de la hermandad. Si no lo logramos habremos fracasado. Todos. En el orden patrimonial, planteamos concluir el palio de la Virgen y una nueva casa hermandad. Y queremos volcarnos con nuestro barrio de la Trinidad y nuestra parroquia de San Pablo, para la que solicitaremos el título de basílica menor y pediremos, apelando a la generosidad de las demás cofradías, que Jesús Cautivo presida el altar mayor de su sede, donde podría estar más a la mano de sus innumerables fieles.

¿Se puede dar una solución al horario de la cofradía el Lunes Santo?

Con diálogo. Y confiando en que, efectivamente, se produzca un cambio de itinerario oficial. Pero no depende sólo del Cautivo.